El Teatre Apolo de Barcelona acoge la visita a la ciudad condal de Antoine, el musical. ¿Qué motivó a Antoine de Saint-Exupéry a escribir El Principito y qué simbolizan sus distintos capítulos? Ignasi Vidal escribe y dirige una propuesta que cuenta con canciones del grupo Elefantes y la presencia escénica de Shuarma dando viva al icónico personaje.
Parece que al Paral·lel le sienta muy bien el universo de Saint-Exupéry. Tras el rotundo éxito temporada tras temporada de El petit príncep (la versión de Angel Llàcer y Manu Guix para La Perla 29), lo que nos propone Vidal es distinto y al mismo tiempo complementario. No es habitual, salvo excepciones y solo en circuitos como el West End o Broadway, que espectáculos con una misma base de inspiración se sigan o coincidan en cartelera, así que solo por esto la visita está justificada.
A través de los distintos sucesos que marcaron su vida adulta (especialmente la participación o no como aviador en los conflictos bélicos del momento, su manera de relacionarse con las mujeres o las inseguridades antes la dificultad de alcanzar el reconocimiento como autor literario), descubriremos una especie de biografía poética que muestra anverso y reverso realidad/novela. La convivencia en escena de ambos planos resulta ilustrativa y se desarrolla con literalidad cronológica y de un modo bastante expeditivo en cuanto a los datos biográficos y algo más pausado en lo referente al desarrollo del conjunto.
En todo momento el tratamiento será desde el punto de vista adulto y se intentará que el personaje/autor se confronte con su obra. Se agradece la voluntad de no reducir los personajes secundarios a meros acompañantes y resulta una opción acertada el desdoblamiento en varios personajes («realidad/ficción) de un elenco capitaneado por Javier Navares y Shuarma (alternando personaje con Jan Forrellat). Interpretaciones adecuadas al tono e intención global de la propuesta, más allá de lo vocal. A su lado, la labor de Beatriz Ros, Alberto Vázquez, Marta Emes, Paula Moncada, Victor Massán (con una destacable vis cómica), Vicenç Miralles y Ana Dachs demuestra la competencia de todos en el terreno del musical y su capacidad para integrar canto y coreografía (de Mariano Botindari) en sus interpretaciones con la finalidad de explicar la historia y el recorrido de sus personajes.
Las canciones de Elefantes encajan bien en este doble plano realista/alegórico, también gracias a la apropiación de los intérpretes en el momento de defenderlas. La escenografía de Alessio Meloni recrea una atmósfera que capta en un único espacio la doble naturaleza de la propuesta y sitúa en el centro de todo al conocido asteroide. Juega muy bien con los simbolismos y aprovecha e incluye el uso de pantallas y proyecciones. Una labor plásticamente atractiva y al mismo tiempo adecuada a los requerimientos de la idea original. El diseño de iluminación de Felipe Ramos optimiza la intimidad con los momentos más grandilocuentes. El estilismo de Marietta Calderón y el apoyo de Txiki López (que también firma las ilustraciones) terminan de perfilar el espectro formal del espectáculo.
Finalmente, con Antoine, el musical debemos valorar el esfuerzo de artistas y productores por seguir apostando por el musical de nueva creación y por girar espectáculos de envergadura. Ambición y buenas intenciones que buscan profundizar y aportar un punto de vista entre insólito e inesperado sobre una historia de alcance mundial. La cara menos conocida que inspiró una novela de cabecera para diversas generaciones y que, puesta en contexto, se sumerge en una re-lectura adulta que se superpone con la mirada más pueril del primer acercamiento. Una propuesta defendida con profesionalidad por todo el elenco.
Crítica realizada por Fernando Solla
