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21.04.2021 Críticas  
Una cena entre amigos violentamente obsesiva

El dicho reza: «quien tiene un amigo tiene un tesoro». Parece ser que esta misiva se convierte en falacia bajo la batuta de Jordi Casanovas. En Sopar amb batalla, obra que podemos disfrutar en el Teatre Borràs de Barcelona, lo que debía ser un encuentro muy especial entre siete amigos acaba haciendo aflorar lo peor, lo más grotesco y lo más hilarante de cada uno.

Jordi Casanovas, autor y director de la obra, nos presenta una comedia negra, negrísima, producida por Hause & Richman i Velvet e interpretada por Júlia Barceló, Meritxell Calvo, Peter Vives, Francesc Ferrer, Mar del Hoyo, Jordi Coll y Majo Cordonet.

La obra debía estrenarse hace justo un año pero el estallido de la pandemia obligó a aplazar las representaciones e, incluso, a que casi la totalidad del elenco protagonista cambiase. A pesar de las dificultades a las que se han tenido que hacer frente en todo el proceso como consecuencia de la emergencia sanitaria (llegando a ensayar cada uno desde su casa vía Zoom; algo difícil de conseguir en este tipo de montaje), el espectáculo ha podido hacer gira en los últimos meses y se ha visto en municipios como Granollers, Manresa, Reus o Sallent. Finalmente, la obra recaba estos días (hasta el 2 de Mayo) en el Teatre Borràs de Barcelona para hacer enloquecer al público barcelonés de una forma sádicamente inesperada.

Los siete protagonistas de esta comedia se citan una tarde en la casa nueva de Cris y Dani, una joven pareja que se acaba de trasladar fuera de la ciudad. El quiere aprovechar la ocasión para pedirle matrimonio a Cris. Los invitados esperan sólo cenar juntos y pasarlo bien. Nadie prevé que, a raíz de una broma fuera de tono e inoportuna de uno de los amigos, estallará una crisis en la pareja, los amigos y en todo sus sistemas de valores. A partir de entonces, la batalla estará servida. Lo que debía ser una fiesta se convertirá en una verdadera guerra que tendrá como escenarios dos espacios enfrentados: la cocina y la sala de estar.
Encerrados en una casa aislada y sin comunicación, los siete protagonistas tendrán que buscar la manera de convencer, disuadir o enredar a otros para salir de una pieza. La velada se convertirá la ocasión perfecta para demostrar que los siete tienen cosas que esconder debajo de la mesa, para hacer aflorado secretos y rencores silenciados durante años y para mostrar la verdadera personalidad de cada uno de ellos.

Casanovas nos presenta así un texto magistral que deja claro que el ser humano es falso y rencoroso por naturaleza. Que todos nos callamos cosas con intenciones escondidas, que todos actuamos con objetivos e intenciones propias sin importarnos los demás y, sobretodo, que no hay que fiarse ni de tu propia sobra porque, esta, puede ser muy muy negra.

Con base de comedia, Sopar amb batalla nos presenta una montaña rusa de sorpresas, emociones y risas que nos demuestra que, en temas de amistad, no es oro todo lo que reluce. Es cierto que, aquí, el tema de la amistad se lleva al extremo y que tu amigo, en menos de un minuto, puede convertirse en tú pero enemigo; haciéndote la vida imposible. De teatro estamos hablando. Pero que, en alta o baja empatía con el texto, en algún momento todos nos hemos podido sentir engañados por nuestras amistades cercanas o, incluso, hemos engañado o ocultado informaciones a otros con ánimos de no herir para, más tarde, dejarlo salir libremente sin pensar en las consecuencias de nuestros actos. Todos y cada uno de los asistentes a la obra nos podemos sentir «algo» identificados con los personajes y eso hace que naturalicemos una situación que acaba yéndose de madre.

Júlia Barceló, Meritxell Calvo, Peter Vives, Francesc Ferrer, Mar del Hoyo, Jordi Coll y Majo Cordonet son los encargados de dar vida a estos personajes; aunque en la función a la que acudí, Marta Tomasa Worner sustituía a Mar del Hoyo realizando el personaje de Cris.
Sinceramente, he de alabar a cada uno de los actores y actrices de la obra, ya que ninguno y, remarco, ninguno; flojea en ningún momento y todos los personajes tienen su gran momento de gloria en una obra que sorprende gratamente. Personajes siempre in crescendo con grandes capas de inseguridad sobre sus hombros que, en algún momento, les pasará factura. Una vez creados dos bandos, dos situaciones contemplativas, los actores y actrices siguen llevando al extremo la inesperada historia explorando la maldad del personaje que defienden y dejándonos con la boca abierta; entre risa y horror.

Magnífico diseño del espacio y el vestuario por parte de José Novoa quien complementa perfectamente la psique de cada personaje. Junto a la iluminación creada por Sylvia Kuchinow, ambos nos adentran en un soñado chalet en la montaña, aparcado del mundanal ruido y cercano a la tan ansiada tranquilidad. Por último, un aplauso a las magníficas coreografías de acción creadas por Valentina Calandriello sin las cuales el espectáculo no hubiese crecido en intensidad, y la composición musical de Zesar Martínez. He de decir que, durante días, maldije a Zesar y su potrilla.

Sopar amb batalla es una obra excepcional que no hay que perderse por muchos motivos. Tienes hasta el 2 de Mayo en Barcelona y, si fuera tú, no me perdería esta cena entre amigos violentamente obsesiva. Prepárate, porque no estás preparado para ello. ¡Imprescindible!

Crítica realizada por Norman Marsà

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