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17.03.2021 Críticas  
La niebla de la memoria ajena

Producciones Kepler, dentro de una residencia artística del Teatro del Barrio de Madrid ha hecho hecho dos pases de Alaejos; pocos y lejos, un proyecto en el que cuatros jóvenes intentan dar luz al pasado de su abuelos y bisabuelos, entre las sombras de lo trágico y los fogonazos de realidad que estos han querido llegar a compartir con sus testimonios.

Alaejos; pocos y lejos, según los agradecimientos del equipo, nace en 2018 y desde entonces ha ido tomando forma gracias a las memorias y relatos de varias generaciones que les han confiado sus historias, propias y familiares. Ahora sus recuerdos son parte de este proyecto resultado de la participación en las actividades de ‘El confesionario itinerante de la memoria’, ‘Estación Recuerdo’, el taller intergeneracional ‘Construyendo Memoria’ y el laboratorio ‘Historia familiar y distancia social’. Toda esta riqueza documental ha sido plasmada en este collage escénico, al igual que lo representa el impecable collage del cartel promocional de Maia Fid.

No es este el primer montaje, ni será el último, de Producciones Kepler al que me asomaré. Sin ir muy lejos, “Cuando tú y yo” fue una genialidad digna de haberse vivido y Alaejos; pocos y lejos no iba a ser una excepción. Pero en esta ocasión las expectativas y la ilusión que llevaba desde casa me fueron extirpadas cual tortura falangista descrita en el texto una vez que me senté en mi butaca. Desde que salí de la sala hasta este momento en casa, sentado frente a mi ordenador plantado frente al ordenador desde el que teletrabajo, llevo sintiendo este enfado por el que me podéis llevar a tomar por loco, lectores de EnPlatea y (quizás) equipo artístico, pero creo que ahora mismo acabo de identificar la raíz del disgusto y es una autoexigencia que yo he impuesto sobre los intérpretes, sin que tengan ninguna culpa. Mis disculpas desde aquí.

El vínculo que llevo desarrollando desde hace mucho tiempo hacia compañías, dramaturgos, actores o salas de teatro, es algo que no puedo esconder al igual que es inevitable que uno tenga un día particular en el que no llegue a conectar con lo que se me cuente desde un escenario, y con Alaejos; pocos y lejos es esto lo que ha ocurrido. Entre la percepción de que estaba falto de ensayos, cohesión en el texto, y de que a ciertos mecanismos dramáticos aquí les veía las costuras desde lejos, siendo brillante el ejercicio super necesario de que cada generación jóvenes vaya recogiendo el testigo de la Memoria Histórica para que este no caiga en el olvido, y mucho menos sin que esta haya sido tomada en serio ni prestada la atención que ella merece; yo, como espectador y en calidad de opinador, creo que esta pieza no estaba preparada para ser mostrada como algo finalizado, o al menos su entidad actual no es la que esta memoria colectiva se merece.

En este pasado Festival de Otoño, Antonio Rojano presentó una narración transmedia, “El Libro de Toji” con muchísimo en común con Alaejos; pocos y lejos. Partiendo de un combatiente de la Guerra Civil que compartió nombre con el propio dramaturgo, este comenzó a investigar sobre la historia de ese otro hombre que se llamó como él. Los archivos documentales, las conversaciones con expertos, y hasta viajes a los lugares por lo que este hombre pasó son el material sobre el que se construyó toda una historia emocionante que no deja de ser solo el principio de algo que quizás Rojano termine de desarrollar. Con este referente tan inmediato, y contando con que la juventud del equipo artístico y la cercanía con los testimonios vivos de lo que quieren contar están tan a su alcance, el resultado de esta función se me queda corto, y tampoco llego a vislumbrar si está claro lo que se quiere contar y cómo.

Quien conozca mis aproximaciones a proyectos teatrales sabrá que ante todo no me gusta faltar a la mi pensamiento ni mi sensación, y me gusta argumentar todo aquello que ha hecho que a mi algo no me haya calado. Sería faltar a la verdad decir que Alaejos; pocos y lejos no tiene buenos planteamientos, ideas, o hasta intenciones, aunque la ejecución la haya recibido como deficiente. Espero mucho de todos ellos en un futuro, y celebro que quieran procurar una Memoria Histórica digna tanto para ellos como para las generaciones venideras que les tomen el testigo a ellos. Por unos Alaejos; muchos y dignamente recordados.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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