novedades
 SEARCH   
 
 

19.02.2021 Críticas  
Retrato de una generación

Ocho actores fantásticos nos muestran el cúmulo de recuerdos y vivencias, expectativas e ilusiones, balances y frustraciones que supone estar en la década de los treinta. La suma, cruce e interactuación de todas esas pequeñas historias es Cluster, un espectacular y catártico montaje dirigido por Juan Ceacero que se puede ver en la Sala Exlímite de Madrid.

Ana Diosdado escribió y dirigió en 1988 Los ochenta son nuestros. Javier García Yagüe, José Ramón Fernández y Yolanda Pallín estrenaron en 1999 la Trilogía de la Juventud. Cluster podría ser el salto generacional que nos presenta a los hijos de unos y otros. Tanto en lo interno, en el relato que nos presenta, como en lo técnico, en la forma que este adopta sobre el escenario. Y como todo hijo sano y fuerte, no se ha quedado anclado en el pasado luchando contra el influjo de un padre del que intenta liberarse, sino que vuela alto y claro en un viaje sólido, hipnótico y cautivador para su espectador.

A partir de textos ya existentes y de otros creados por los actores, Fernando Delgado-Hierro ha conformado una dramaturgia que tiene mucho de collage pictórico y de tramas paralelas literarias, que te deja impresionado con la precisión de su detalle y boquiabierto si tomas distancia y consciencia de la profundidad del fresco que ha creado. Un universo narrativo plagado de paralelismos, simetrías y vasos comunicantes que Juan Ceacero convierte en un manantial de energía sin fin. Una expansividad que declina con pasajes tranquilos y brotes explosivos, yendo del drama a la comedia, siendo realista y practicando la hipérbole, poniendo el foco en la palabra y ampliando su alcance con el lenguaje corporal cuando hace falta.

Cluster es una constelación de constelaciones. Perfecta, pero no como resultado de esa unión, sino porque cada uno de esos microcosmos ya era redondo antes de integrarse en el entramado resultante. Una red tejida con un equilibrio absoluto, en el que no se detectan las costuras que lo conforman y que permite una absoluta convivencia y tránsito de ida y vuelta en el que los monólogos conviven con lo coral, lo estatutario se relaciona con lo dinámico y lo anecdótico es vecino de lo purificador. Un universo de padres e hijos, de proyecciones y reproches mutuos. Una exploración de las posibilidades físicas, sexuales, creativas y espirituales de la vida. Una mirada atrás a los viajes, paradas y cambios de trayectos afectivos realizados. Una interrogante sobre las convenciones sociales y abusos sistémicos -bajo la excusa de las exigencias laborales y la ley de la oferta y la demanda- que filtran y ponen a prueba la integración de los que desean independizarse de sus progenitores en nuestro modelo de sociedad.

Javier Ballesteros, Ángela Boix, Pablo Chaves, Leticia Etala, Beatriz Jaén, Ángel Perabá, Néstor Roldán y Belén de Santiago realizan un trabajo extraordinario, lleno de versatilidad, elocuencia y expresividad física. Podría relatar lo asombrado, feliz y extasiado que me dejaron en muchos momentos, pero sería poco menos que desmenuzar el libreto al completo. La manera en que cada uno de ellos brilla cuando es protagonista y la complementariedad con que se integran como secundarios en las escenas en que no lo son, revela no solo su talento sino el trabajo de dirección que hay tras ellos. Una labor no solo de coordinación, sino de conceptualización y materialización precisa y efectiva de múltiples planos narrativos y escénicos (diseño plástico de Paola Diego e iluminación de Juan Ripoll).

Hacía tiempo que no salía de una sala con la sensación de que me habían inoculado algo que pudiera transformarme. Ojalá los programadores de redes, circuitos, festivales y teatros de todo el país se fijen en ella y le den a sus públicos la oportunidad de sentir lo mismo. Larga vida a Cluster.

Crítica realizada por Lucas Ferreira

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES