novedades
 SEARCH   
 
 

19.02.2021 Críticas  
La lucha por la libertad

Continúa de manera brillante el trabajo del dramaturgo Alfredo Sanzol, ahora al frente del Centro Dramático Nacional, como autor y director de la obra El bar que se tragó a todos los españoles que puede verse representada en el Teatro Valle-Inclán de Madrid .

Sanzol ha sido galardonado en numerosas ocasiones y es ya un referente de las artes escénicas en nuestro país, su nombre es garantía de calidad y confianza en el mundo del teatro actual y tampoco decepciona esta vez. Es realmente placentero ver cómo un patio de butacas prácticamente lleno se pone en pie para ovacionar de manera unánime la representación de esta obra que cuenta la transformación de un cura navarro que decide secularizarse y comenzar una nueva vida llena de segundas oportunidades. Ambientada en los años sesenta, El bar que se tragó a todos los españoles ofrece un retrato de los últimos tiempos de la dictadura franquista en clave de humor e inspirado en un hecho real: el padre del autor fue un cura que dejó el sacerdocio para poder tener el control de su propio destino.

El título elegido por el director del Centro Dramático Nacional destaca el lugar principal donde se desarrollan la mayoría de escenas de la obra: el bar. Los bares se han vuelto omnipresentes en nuestras vidas, aunque actualmente la pandemia nos mantiene alejados de sus barras, porque son un importante punto de encuentro y de socialización que a todos nos ha aliñado un poquito la existencia en más de una ocasión. Los espectadores y espectadoras asistimos a la creación y modificación de distintas tabernas gracias al maravilloso trabajo escenográfico de Alejandro Andújar (quien también se encarga del vestuario) que nos traslada de un lugar a otro sin la necesidad de grandes despliegues que nos distraigan de lo verdaderamente importante. El diseñador juega con grandes bloques o paredes que giran y se mueven para ambientar a la perfección lo que sucede sobre las tablas.

Franceso Carril en un papel pensado para él, o así lo parece, lo borda. Realiza un trabajo extraordinariamente bonito que merece la pena disfrutar desde las primeras filas de butacas. Cómo se mueve, de qué manera se hace con la historia, cómo implica al público que se rinde ante una actuación portentosa e imposible de olvidar. ¡Qué maravilla! Bien acompañado por las interpretaciones fabulosas y camaleónicas de Elena González, Natalia Huarte, David Llorente, Nuria Mencía, Jesús Noguero, Albert Ribarta, Jimmy Roca y Camila Viyuela; todos ellos dan vida a varios personajes que interactúan con el protagonista del espectáculo. Realmente me cuesta imaginar esta obra con otro elenco ya que parecen llevar toda su carrera artística trabajando con estas figuras a las que dan vida de forma soberbia. Es que su trabajo es un todo, un conjunto hipnótico que atrapa durante las casi tres horas que dura El bar que se tragó a todos los españoles.

Una aventura teatral de larga duración a la que no le sobra ni medio minuto porque su ritmo vibrante va aumentando a medida que se acerca el desenlace. Tiene una velocidad de crucero que se mantiene de principio a fin gracias a la acertada dirección, al increíble trabajo interpretativo de todo el elenco y al dinámico movimiento escénico del que se encarga Amaya Galeote. En la puesta en escena me gustaría destacar también el diseño de luces, a manos de Pedro Yagüe, que crea el espacio idóneo para esta imprescindible propuesta capaz de mantener el interés de los espectadores y espectadoras en todo momento.

Qué buen sabor dejan todas esas situaciones que nos llenan de emociones y nos invitan a reflexionar. Y es que me encanta el teatro cuando, además de entretener, también se utiliza para hacernos pensar en lo que estamos presenciando. El bar que se tragó a todos los españoles tiene la capacidad de observar una sociedad que está más cerca de lo que pensamos y denunciarlo sobre las tablas con mucho humor.

En definitiva, un intenso viaje hacia la libertad que supone una verdadera joya con la que cualquier amante del teatro tiene la oportunidad de deleitarse en Madrid. No lo dejen pasar porque el tiempo vuela y este montaje merece mucho la pena.

Crítica realizada por Patricia Moreno

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES