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10.02.2021 Críticas  
Una gran fiesta en forma de función

El Terrat celebra sus treinta años como compañía sobre las tablas del Teatre Coliseum. L’èxit de la temporada se convierte en una celebración en forma de comedia con dirección y dramaturgia de Enric Cambray e Israel Solà. Una reunión que mezcla realidad y ficción y nos invita a formar parte de esta fiesta en forma de función.

La pieza se sitúa perfectamente en el terreno de la farsa entre bastidores. Teatro dentro del teatro que nos permite ser testigos del backstage ficcionado de tan celebrado séquito de cómicos. Una prima hermana de éxitos como The Play That Goes Wrong (Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields, 2012), sus secuelas varias o la extensión televisiva titulada The Goes Wrong Show (Martin Dennis, 2019) que, sin embargo, encuentra su fuente de inspiración en la trayectoria de la propia compañía protagonista. Una producción de Romeo y Julieta imposible fuera de la ambición del grupo de amigos por huir del lugar común y el encasillamiento y un incidente inesperado que harán que no pueda estrenarse. Ese será el punto de partida y el inicio para echar la vista atrás y reflexionar también sobre el paso del tiempo y cómo se modifican tanto las motivaciones profesionales (individuales y conjuntas) como las relaciones personales dentro y fuera del marco más o menos unitario de una compañía.

Éxito, amistad, oficio… Sílvia Abril, David Fernández, Fermí Fernández, Oriol Grau, Mònica Pérez i Jordi Rios juntos en escena. A su lado, Mónica Macfer en perfecta sintonía con sus compañeros de aventura. Un elenco que desprende una energía y compenetración que no cesa y siempre va a más. El dominio de la auto-caricatura está cuidada con minuciosidad y al detalle. La capacidad del espectáculo para explotar y despertar el gag cercano al slapstick exagerando lo justo y siempre al servicio de la farsa, la broma y un sentido del humor tan ácido como nostálgico, se convierte en su mayor y gran baza. A este respecto, hay que destacar también su entrega física. Una pieza al servicio de sus intérpretes que tiene tiempo para incluir un repaso a personajes y momentos que podemos recordar como icónicos en nuestra memoria televisiva y radiofónica colectiva. Todos los implicados, dentro y fuera de escena, juegan muy bien las cartas y realmente este ambiente se contagia al patio de butacas. A destacar la hilarante labor de Pérez, que consigue que resulte imposible apartar la mirada de ella cada vez que aparece en escena. Una comediante que logra que el público la siga de principio fin en cada gesto, mueca o réplica. La improvisación (o no) y las bromas cómplices con una Abril que disfruta y hace disfrutar a partes iguales, despiertan las carcajadas más irrefrenables. Momentos álgidos que ambas aprovechan exprimiendo todas las posibilidades.

El tándem formado por Solà y Cambray ha confeccionado el material con habilidad y buen pulso y lo dirigen a ritmo vertiginoso entre la creación y la recreación. La escenografía de Mercè Lucchetti y Marc Salicrú facilita que veamos anverso y reverso y diseñan un entramado de entradas, salidas y «trampas» para que todo suceda según lo previsto y a todo gas. La factura de la pieza se ve favorecida por la iluminación de Ignasi Camprodon y el espacio sonoro de Jordi Bonet, siempre naturalizando este doble plano de la representación. Tanto como el vestuario de Albert Pascual que consigue unas piezas realmente acordes y cómplices, que dimensionan la doble demanda (formal y de contenido) de la pieza.

Finalmente, L’èxit de la temporada es un espectáculo que, más allá de su naturaleza y motivo de ser, demuestra que se puede idear una nueva farsa vodevilesca e insuflarle vida propia mirando más allá de los títulos de solvencia contrastada que aparecen en nuestra cartelera de tanto en cuanto. Es destacable la implicación de este grupo de artistas que superan su capacidad de convocatoria y saben cómo mostrarse y al mismo tiempo transformarse según las indicaciones del texto. Se agradece el sentido del humor y la capacidad de auto-parodia y, por supuesto, la voluntad de ofrecer un espectáculo de gran formato con sentido y comprensión de la lógica del mismo. En definitiva, una propuesta ocurrente y más que bien defendida por todos los implicados.

Crítica realizada por Fernando Solla

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