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09.12.2020 Críticas  
Y tú, ¿cómo estás?

Después de pasar por el Teatro de la Abadía, llega a su casa Los que hablan, una producción de Teatro del Barrio de Madrid en la que solo la presencia de Malena Alterio y Luis Bermejo leyendo una extinta guía telefónica sería razón suficiente para comprar una entrada, pero si es para disfrutar de un texto tan rico como el de Pablo Rosal, la cita es ineludible.

Él (Luis Bermejo) y Ella (Malena Alterio), o quizás ambos deban tener un pronombre neutro, llegan a un espacio en el que, sometidos a la presencia de “unos señores”, que somos la audiencia, sienten la obligación de hablar; hablar por hablar, una charla liviana o hasta esa odiosa “small talk” que llene el silencio de un espacio repleto de eso mismo.

Antes de entrar en la sala, mi amigo M. me dijo “¿Tienes sueño?, porque quizás si tienes un poco lo pasarás mal dentro.”, y días después aún le doy vueltas a esto mismo ya que considero casi imposible que en Los que hablan identifiquemos ese lento pasar de los minutos con una declamación soporífera, que mas de uno nos hemos encontrado en el teatro. Luis Bermejo y Malena Alterio participan en un recital interpretativo que va más allá de las palabras que tanto les cuesta a sus personajes juntar, y esa fluidez y química de ambos es crucial para que Los que hablan funcione tan bien y se disfrute tanto desde la platea.Pablo Rosal, autor y director, mueve los hilos de unos intérpretes casi estáticos en el espacio, con el único calor gélido de un inteligente y expresivo diseño de iluminación de Valentín Álvarez.

Situaré en el tiempo mi asistencia a Los que hablan casi de forma inmediatamente después a asistir a “El Festín del Texto” que Pablo Messiez regaló en la Sala de los Balcones del propio Teatro del Barrio, y en el que en breve el propio Pablo Rosal también participará. “El Texto Infinito” de Messiez fue para mi el prólogo perfecto para Los que hablan, subrayando la importancia de las palabras, que nos configuran como personas, o hasta modifican nuestro rostro, y esa conexión no acaba aquí ya que la reciente dirección de Pablo Messiez de “Los días felices” de Beckett, conecta en universo y alma con Los que hablan: donde allí una mujer enterrada hasta la cintura hablaba a un hombre de espaldas, aquí ambos están frente a frente pero siguen si poder encarar la realidad de ambos, el compartir sus sentimientos y lo que les pasa a ellos, no a unas personas que escucharon el otro día.

Malena Alterio está espléndida y Luis Bermejo excelso ante un texto que exige tanto de la propia experiencia de ambos, ya que el 70% de Los que hablan recae en el gesto, la postura, la mano que arrastra un vaso por una mesita de mármol, y el 30% restante en unos diálogos falsamente improvisados según el planteamiento de la obra. No he podido asistir a ninguna representación de “El minuto del payaso”, interpretada por Luis Bermejo, pero me gusta imaginar que es muy próximo a esta y siento habérmelo perdido.

Los que hablan es el teatro para los que les gusta el teatro, y hasta quienes se acerquen solo por la fuerza mediática de sus intérpretes saldrán encantados por poner cuerpo a dos intérpretes entregados a un proyecto precioso que dice mucho más de lo que allí se habla.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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