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28.10.2020 Críticas  
¿De dónde vienen las palabras?

Llega al Teatro de la Abadía un texto de Pablo Rosal, dirigido por él mismo. Un tándem dialéctico entre Malena Alterio y Luis Bermejo que con calma, humor y versatilidad dan una lección de teatro. Palabras que van calando en el espectador hasta arroparle el alma.

Dos personajes, no sabemos quién son, desconocemos por qué se encuentran. Se sientan uno frente al otro e intentan hablar. Sí, hablar. Ese acto tan cotidiano que suele empezar con un ¿Cómo estás? Entre onomatopeyas e intentos, los misteriosos personajes finalmente lograran encontrar el filón de las palabras. Recrearan conversaciones inacabadas entre amigas que se cuentan un viaje, parejas incipientes, amigos que critican a un tercero. Las palabras fluirán de sus fauces a borbotones, misteriosas, desconocidas, amables.

Los que hablan es de ese teatro que se calificaría como del absurdo. Con retazos de Beckett e Ionesco. Personajes que rozan el esperpento, pero que atrapan por su misterio. El texto de Pablo Rosal se desenreda poco a poco, y lo que empieza siendo un compendio de preguntas inconexas llega a ser una trama sobre el lenguaje y el poder de las palabras. No solo de las palabras y su significado sino de la manera de hablarlas.

Con dos buenísimos artistas en escena la función fluye como la seda. Luis Bermejo compone uno de esos personajes a los que nos tiene acostumbrados. Con que facilidad cambia de registro es digno de estudio. Un texto que no es fácil y que requiere tablas. Tablas que a Luis Bermejo le sobran. Le sigue Malena Alterio, que hace un tremendo ejercicio. No es fácil estar a la altura de un grande como Luis Bermejo y Malena lo consigue con creces. El equilibrio entre los dos es certero. La función no se tambalea en ningún momento.

Teatro que dentro de su aparente sencillez esconde la complejidad de un texto que inunda al espectador. Despierta risa y ternura. Consigue un clima de paz y reflexión. Hay un abrazo colectivo entre la platea, las palabras, la luz, los actores. Una necesidad de calor, de hogar, de llegar a casa. Al final la retórica ¿Cómo estás? se convierte en un mantra que nos lleva al universo de las palabras. Al mundo de Los que hablan.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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