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21.10.2020 Críticas  
1959. Esta obra está inspirada en una historia real

Colectivo La Cicatriz presentó, dentro del Festival Berdache del Hospitalet de Llobregat de Barcelona, el espectáculo Una Llum Tímida. Una obra musical contundente, sentida y valiente que da visibilidad a una parte del colectivo LGTBIQ cuyas historias aun no copaban los escenarios. Una obra a la que auguro y deseo muchísimo recorrido por las tablas de todo el país.

1959. Dos profesoras de una escuela de Barcelona, ​​Isabel y Carmen, se enamoran, con todas las normas sociales y morales en contra, viéndose obligadas a mantener su relación en la clandestinidad. Pero pronto serán descubiertas y su historia se verá truncada cuando la familia de Carmen la interna a un hospital psiquiátrico para curarse de este amor por Isabel que no puede ser y que no está bien visto. Tiempo después, Carmen regresa a casa con Isabel, dejando familia y trabajo atrás y teniendo que enfrentarse a las secuelas de la terapia de electro-shock a la que ha sido sometida. Isabel, entonces, deberá ayudarla a sobrevivir hasta las últimas consecuencias.

Es un espectáculo musical en el que las canciones y la palabra se abrazan para explicar el intenso viaje de amor y de dolor de las dos protagonistas, con una puesta en escena íntima, esencial, en la que sólo dos actrices acompañadas por una guitarrista y una chelista son suficientes para llevarnos por unos hechos reales que muestran un aspecto silenciado de nuestra historia.

Una Llum Tímida nos muestra un espectáculo esperanzador desde un inicio. Un amor sorprendente y ¿no correspondido? que ahonda en los convencionalismos de la sociedad y en la dureza en que la sociedad nos inculca que lo que sentimos está mal. Que no es natural. Que no es correcto. Que el demonio nos miente para llevarnos a su parcela de lujuria. Un tema intrínseco en la obra se debería de ver como una falacia, un ente arcaico que hemos dejado atrás pero no es así. Aun hay una gran parte de la sociedad que da como correctas estas premisas. Puede que en los años 50 no se viera bien, que nuestros antepasados tuvieran una alta aversión sobre el tema y les pareciera anti-natural pero ahora, en 2020, aun hay líderes y gente de a pié que prefiere batallar por algo que ni les va ni les viene. Que no les afecta. Un amor puro como el de Isabel y Carmen, se puede ver, hoy por hoy, truncado por los miedos y los convencionalismos actuales de nuestra sociedad. Recordemos que aun hay países cuyas leyes prohiben las relaciones íntimas entre parejas del mismo sexo y que, en algunos de ellos, conlleva la pena de muerte.

La Barcelona que Una Llum Tímida nos dibuja con sus palabras, se asemeja a la España dura y autoritaria que era. Pero las chicas del Colectivo La Cicatriz han sabido perfectamente enfocar la historia desde la perspectiva de sus personajes. Sus sentimientos. Lo que una tiene claro y lo que otra niega. Pero no todo es fácil, la familia cuenta y, en aquella época (y a veces en la actual), la familia, los compañeros de trabajo y los vecinos pueden convertirse en el cáncer que destruya una relación tan especial.

Por todo ello, es de alabar que grupos teatrales como Colectivo La Cicatriz, con Àfrica Alonso Bada y Andrea Puig Doria a la cabeza, tengan la valentía de llevar esta obra a escena. Y nada menos que en un formato musical bilingüe (mezclando Castellano y Catalán a partes iguales; ya que así se habla en Barcelona) con solo dos músicas en escena: la misma Andrea Puig Doria y Laura Masferrer; quienes nos maravillan con su trabajo entre chelos, guitarras y bajos que, mezclado con las letras rompedoras, descorazonadoras y, esperanzadoras (que las hay); nos destruyen y recomponen internamente. Una Llum Tímida nos acoge desde el minuto inicial para adentrarnos en un mundo que, a día de hoy, seguimos recordando y sufriendo.

En cabeza del espectáculo encontramos un tándem sin igual: Àfrica Alonso Bada y Julia Jové, quienes interpretan majestuosamente a Isabel y Carmen; las profesoras de un colegio católico que trataran de luchas por su amor en contra de convencionalismos y sociedades destructivas. No todo será tan fácil y, lo que parece precioso desde un inicio, nos hará sufrir hasta tal punto que empezaremos a rompernos por dentro y llorar a moco tendido. El sentimiento de ansiedad que nos crean es tan real que olvidamos que estamos en un teatro y sufrimos como nunca en una historia que nos muestran cercana.

No es necesario pertenecer al colectivo LGTBIQ para sentir y entender la obra. De todas formas, vas a salir tocado/a y desgarrado/a por dentro por la historia que ambas actrices nos muestran en escena de una forma natural, coherente y rompedora. La negación de nuestros sentimientos, las torturas internas que nos afligimos hasta que lo comprendemos, las torturas que en aquella época otros afligían a dichas personas en sanatorios, las consecuencias mentales y de salud que ello implicaban. Y, sobretodo, las decisiones que ellas, ambas, decidieron llevar a cabo para luchar y, en momentos, rendirse a lo inevitable. No hay que olvidar que Una Llum Tímida es una obra de teatro pero, lamentablemente, está basada en una historia real; por lo que el mensaje es más profundo si cabe.

Una Llum Tímida nos muestra una historia que nos rompe y que, aunque no nos guste verla en escena, es algo que debemos ver y soportar. Solo por el magnífico buen hacer y la alta capacidad interpretativa de ambas actrices (en los momentos buenos de sus personajes pero, sobretodo, en los momentos terribles y los cambios de registro que mueven), por esa íntima banda sonora interpretada con chelo y guitarra y sus letras desgarradoras, solo por el disfrute de una obra cuyo presupuesto es bajo pero con el cual han hecho maravillas (magnífico vestuario de época que, eso sí, debería adaptarse para los cambios rápidos entre escenas), solo por ese texto, libreto y canciones que nos rompen y nos curan por dentro; Colectivo La Cicatriz merece que el espectáculo se programe en temporada en un teatro. Espero que el Teatre Goya, el Teatre Lliure, La Villarroel o Teatre Poliorama entre otros, se fije en esta maravilla hecha musical y no pierda la oportunidad de subirlo a sus tablas.

Crítica realizada por Norman Marsà

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