Los topicazos turísticos de ayer con los modos y maneras gentrificadoras de hoy. Un drama que denunciar, pero también un asunto al que La Radical Teatro le saca la punta, gracia y salero que despliega en el Teatro Español de Madrid con Ambiente familiar (mínimo 2 noches).
Si Madrid es España dentro de España, esta vivienda es la personificación del turismo urbano de cualquier ciudad de hoy en día. Haz negocio con lo tuyo, gánate la vida con lo que tienes, aprovecha tus recursos. Es el mantra de la liberalización económica y de plataformas como Airbnb. ¿No te has dado cuenta del potencial productivo de esa habitación que no utilizas? ¿Ni el valor añadido que supone para un turista el que en tu nevera haya jamón y gazpacho, tu madre calce pantuflas y tú luzcas una sonrisa que podría ser declarada bien de interés anímico (así es la de Mariano Rochman, las cosas como son)?
Pues ea, a darse de alta en la red y a por todas. Eso sí, si quieres que te salga divertido, mejor ve antes a ver esta obra y toma buena nota de los ingredientes que maneja Aitana Galán. En primer lugar, personajes aparentemente cotidianos, pero con su punto de autenticidad, que destaquen por la libertad y espontaneidad con que se expresan. Si convives con alguien como Marina Andina, con su combinación de desvergüenza y de puente intergeneracional, tienes muchos puntos para conseguirlo.
Pero como Madrid es una ciudad moderna, globalizada, una de las capitales del mundo, es normal que bajo tu techo resida alguien proveniente de otra cultura, que aporte sabor y color, pero que también traiga consigo una historia que la hace tan española como tú. Es el caso de María Filomena Martignetti, versátil en sus registros, ágil en sus cambios y sagaz cuando le toca ser el foco de atención.
Ya estás listo para encandilar a alguien como Agnes Kiraly. Esa mujer joven y aparente, que ilumina con su sola presencia y brilla con un sentido del humor que parece simple y naif, pero que llega hasta el fondo de la tradición y el tópico -la sangría, los damasquinados de Toledo…-, dejándote con la duda de si lo disfruta con ánimo etnográfico o como parte del parque temático en que nos hemos decidido convertir a cambio de dinero, dinero y más dinero.
Tanto que hasta se puede monetizar hasta la terraza. Recurso perfecto para sacarle los cuartos a alguien como Fernando Romo. Pero cuidado con su verbo fácil, su lengua fina y su sentencia retorcida que desdobla lo que ves y sin alejarte de tu creencia te demuestra tu absurdo, hipocresía y falta de ética (¿todo vale para evitar ser deshauciado?). Él es una mezcla de Sancho Panza y Max Estrella, con aires de Quevedo y de Lázaro de Tormes ya revenío, que entretiene el espíritu, agita las mentes y entretiene los corazones.
En tu mano queda el que seas capaz -al igual que Aitana Galán y Jesús Gómez Gutiérrez– de generar situaciones en las que la comedia torna en esperpento y barroquismo con buenas dosis de música en escena (Pablo Hernández Ramos) y movimiento escénico (Marta Sánchez Medel) en una escenografía (Silvia de Marta) que te ayude a situarte espacialmente y moverte mentalmente. Pero no todo debe ser jolgorio -quizás un poco menos, pero solo un poco, por poner un pero-, también hay que dedicar tiempo -muy bien incluido- para recordar quiénes somos y de dónde venimos, de los errores del pasado y de las decisiones que nos han traído hasta aquí, labor muy bien apoyada por las proyecciones de Alfonso Pazos (también responsable de la iluminación).
Y eso sí, tienes que estar despierto, atento a la realidad, que el estreno de Ambiente familiar (mínimo 2 noches) estaba previsto para mayo pasado, y han sabido perfectamente incluir en su texto referencias al momento pandémico que estamos viviendo. Una de las muchas guindas ingeniosas de este montaje coproducido por el Teatro Español y La Radical Teatro.
Crítica realizada por Lucas Ferreira
