novedades
 SEARCH   
 
 

05.10.2020 Críticas  
Denuncia testimonial y efectiva

La Sala Atrium ha abierto sus puertas a la Cia. La Fam de la Fera con una propuesta de teatro documental vivida y escenificada en primerísima persona. P.A.U. (Paisatges Als Ulls) consigue cuestionar nuestra posición privilegiada ya no como espectadores sino también como conciudadanos. Compromiso, valentía y responsabilidad.

Hay una dimensión ética en el género documental que aquí toma especial relevancia. En el ámbito del audiovisual nos adentramos en la comunicación de masas. En la intimidad de un teatro de proximidad, la posibilidad que ofrece el género de cambiar actitudes o posicionamientos se activa desde la intimidad y el contacto directo. Esta palanca es muy importante, porque reduce a prácticamente cero cualquier tipo de distanciamiento. Los barrotes mentales (y físicos) caen y la vulnerabilidad se retroalimenta, compartida y experimentada de primera mano. La pluralidad conformada a partir del caso individual de cada una de las personas allí reunidas suma y amplifica la ilusión de poder cambiar el mundo. Desde dentro hacia fuera.

La presencia de Malamine Soly, Yacine Diop, Dabo Malang (en algunas funciones Lamine Bathily) y el acompañamiento escénico de Ariadna de Vilar amplifican la potencia de la idea unificadora de estar compartiendo una pieza teatral a partir de la doble experiencia. Doble porque para ellos supone una oportunidad para recuperar su vida inmediatamente anterior a esta con la distancia de lo ya vivido para (quizá) hacer las paces con algunos fantasmas pasados, presentes y (esperemos que no) futuros. También para el público, que más allá de la emoción, asimila que esto no va de purificar nuestra consciencia sino de activarla. No aplica una experiencia receptiva pasiva y de algún modo el balón de la responsabilidad de incidir en la que también es nuestra realidad pasa a nuestro tejado.

La vestimenta del espectáculo no pretende quitar protagonismo a lo realmente importante. Se trabaja a partir de imágenes y palabras, sin poetizar en exceso sobre su significado. La parte testimonial es la realmente significativa. Laura Sanz ha diseñado un espacio con arena y varias piezas de vestuario al que acompañan algunos juegos lumínicos de Anna Espunya, principalmente atmosféricos. Detalles que comparten escenario con los protagonistas. También con la música en directo de Josep Maria Barrufet, que configura un espacio sonoro enfático y algo épico acorde con la idea original de Carolina Llacher y Martí Costa.

Expectativa versus realidad. La dramaturgia plantea algunas ideas interesantes como guía. La imagen de Europa se nos devolverá con una mirada más amplia y extensa. Asimismo, los protagonistas hablarán sobre la vinculación familiar y, por supuesto, de su experiencia en el mar. Percepciones conceptuales que se modificarán más a partir de la escucha de los testimonios que de la idea de describirla o acotarla a partir de los paisajes que han transitado para llegar hasta aquí. En este caso, el panorama interior es tan potente que supera cualquier imagen o alegoría posible. La descripción de las políticas de acogida es espeluznante precisamente por la aprehensión y la certeza que nos explota en la cara: su realidad.

Finalmente, P.A.U. (Paisatges Als Ulls) se convierte en un acto de valentía. Teatro como punto de encuentro. Y, lo más importante, se incita a un re-dimensionamiento de la relación entre protagonistas y público, ya que este encuentro «presencial» configura una especie de obligación moral (mezcla de empatía, revulsión y sentimiento) lo suficientemente potente como para que siga viva tiempo después de abandonar la sala. Quién sabe si de una vez por todas y de forma perenne, práctica, positiva y real. Ojalá.

Crítica realizada por Fernando Solla

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES