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24.09.2020 Críticas  
La placidez que sigue a la tormenta

El pasado viernes 18 de septiembre, la Sinfónica de Tenerife inauguró la nueva temporada en el Auditorio con un doble programa de lujo que incluía Metamorphosen TrV 290 de Richard Strauss y la Sinfonía número 4 en sol mayor de Gustav Mahler.

La Sinfónica, dirigida por Antonio Méndez, se presentó esta vez en versión reducida y respetando las medidas de seguridad que exige la situación actual. Ver esa imagen desde nuestro asiento no fue el único recordatorio de lo que todos hemos vivido los últimos meses. Las obras seleccionadas fueron una poderosa remembranza de que se puede salir de los momentos de más absoluta oscuridad, que tras la noche más oscura, siempre llega el amanecer.

Metamorphosen nació del horror y estupor que sintió el autor al experimentar los estragos de la guerra. Se trata de una obra extraordinaria, que consigue remover el mismísimo interior de todo el que la escucha. Pareció durante el arranque y ya la mitad de la obra, que Méndez y los músicos no conseguían compenetrarse. Pero ya para el final se realizó la deseada conexión entre ambos, y pudimos deleitarnos con un final a la altura de tan excepcional creación.

Los cuatro movimientos de la obra de Mahler, podrían parecer de una alegría y un colorido abrumadores. Pero el sonido tétrico del violín solista en el segundo movimiento, un tono por encima del resto de la orquesta, nos devuelve a la realidad y apunta a que, tristemente, la luz va a menudo acompañada de oscuridad. Es por eso que esos recurrentes cascabeles a veces nos suenen más lúgubres que alegres, recordándonos que al fin y al cabo, a Mahler le gustaba jugar con las contradicciones. En esta ocasión, Méndez y la Sinfónica supieron exponer y resaltar esos contrastes, en especial en el tercer movimiento, quizás el más importante.

Y como colofón, para aumentar aún más la sensación de paz y sosiego, pudimos disfrutar del bello timbre de la soprano Elsa Dreisig, una de las voces más prometedoras del panorama actual, que nos obsequió con una interpretación sublime.

El debut de esta temporada de la Sinfónica de Tenerife fue de un nivel magnífico, demostrando que no hay obstáculos que les haga restar su excelencia y dejando en nuestro recuerdo la certeza de que, después de la tormenta más devastadora, vienen tiempos de calma y placidez.

Crítica realizada por Celia García

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