novedades
 SEARCH   
 
 

15.07.2020 Críticas  
Sedienta de teatro

He vuelto al teatro. Para ver Assedegats de Wadji Mouawad y Benoît Vermeulen dirigido por Oriol Broggi. El último montaje de La Perla 29 en la Biblioteca de Catalunya en Barcelona. Evidentemente, volvía con los reparos derivados de la conciencia de lo que se ha vivido estos últimos meses, pero me quedo con la confianza de que se están haciendo las cosas bien.

Encuentras un público con mascarilla antes y durante la función (aunque a algún rezagado le haya costado un poco colocársela) y con la distancia de seguridad entre butacas (gracias a Dios, no sentí de acompañante planta alguna).

He vuelto porque si algo he echado de menos estos meses, después del contacto físico con mi familia y amigos, han sido las emociones que el teatro me hace sentir. Las vivencias de otras vidas, a veces cercanas y a veces lejanas, pero que tan íntimamente se ligan a ti. He vuelto para acercarme a las risas y las fatigas, los dramas personales y los proyectos por realizar, las tristezas y las alegrías de esos personajes ficticios o no ficticios que se suben a las tablas por y para ti. Para volver a revivir esa sensación única de que se te nublen los ojos, o que sientas y padezcas por alguien con quien te encuentras por primera vez. Y para escuchar esos textos que te divierten, que te evaden, que te emocionan, que te invitan a la reflexión, que te traspasan. Lo echaba de menos. Y he querido volver por todo lo alto.

Mouawad. Hay un antes y un después en mi experiencia teatral (y vital) desde que yo viera por primera vez un texto de Mouawad. Boscos fue la primera obra para mí de este autor, la primera obra que vi de La Perla 29 en el tan especial espacio que le cede la Biblioteca de Catalunya, el primer montaje de Broggi y la primera vez que vi interpretar a Sergi Torrecilla.

De la misma manera, ha habido un antes y un después en mi vida desde que nos confinaran por culpa del Covid. Así que, para mí, ha sido más que emocionante volver al teatro post-confinamiento, en la Biblioteca, con un texto de Mouawad, dirigido por Broggi y con Torrecilla como uno de los protagonistas.

En Adessegats he redescubierto la sensibilidad de la palabra (lo que un texto puede generar en mí), me he topado de nuevo con la crudeza del mundo pero también como, a pesar de todo, sigue habitando la esperanza en el ser humano. También he confirmado lo preeminente de la belleza en nuestras vidas (al menos en la mía), y la necesidad de estar en paz contigo mismo y con los que quieres.

Recuerdo que en la crítica que escribí hace un par de años del montaje de Èdip de Broggi en el que le pedía que se reinventase. Que a pesar de ser fiel admiradora de su trabajo, me apetecía verle hacer algo diferente. Creo que en Assedegats he visto a un Broggi diferente. Es cierto que su huella siempre se respira donde quiera que ponga su mano, pero creo haber contemplado otra cara de la moneda. He leído alguna opinión sobre su escenografía (o su carencia de ella) y aunque puedo llegar a entenderla, a mí me siguen apasionando los mundos que este hombre construye sobre sus escenarios.

Plástico para hablar de fealdad y como esa sensación que nos rodea nos lleva a muchos a la búsqueda de la belleza. Vídeo para crear una entorno de acogida post-Covid. La música de Damien Bazin y de, entre otros, Cigarettes after sex. Y tres interpretaciones que es imposible que te dejen indiferente.

Guillem Balart apunta lejos… y muy alto. Si ya tiene un presente como el que he visto en Adessegats, no quiero pensar lo que este muchacho va a hacer posible sobre un escenario. Un trabajo de interpretación que le deja exhausto tanto a él como al público que lo escucha. Consigue que esa violencia verbal que le ataca a él mismo, te ataque a ti de la misma manera. Aunque quisieras, a Murdock ya no puedes alejarlo de ti nunca más.

Carla Vilaró nos entrega el texto de Norvège perfectamente rodado. Con una dicción impecable. Aunque tengo que reconocer que me faltaron unos centímetros para que me calara hasta lo más hondo. Pero este es su estreno y la verdad es que apunta muchas maneras.

Finalmente Broggi ha elegido a Sergi Torrecilla para representar al antropólogo forense Boon. Que voy a decir de Torrecilla que no haya dicho ya en un gran número de críticas anteriores. Un actor que hace de cualquier personaje uno de un valor incalculable. Yo, con Torrecilla he llorado de la risa pero también de emoción. Puede demostrar un sentido del humor de lo más particular o convertirse en la persona más trascendental posible. Y haga lo que haga, diga lo que diga, siempre me conmueve. Siempre. De una forma aparentemente natural, pero con un calado de trasfondo que pone el vello de punta. Gracias Sergi por hacerme volver a una platea a lo grande.

La verdad, no se si eran las ganas (que seguro que en parte lo eran), pero con este montaje he llorado, he reído y me he vuelto a emocionar. Aunque todo con una rara sensación. Como si, de repente, este último período de mi vida no hubiera existido. Como si hubiera ocurrido un paréntesis existencial que hubiera durado una imperceptible fracción de segundo, cuando en realidad han pasado 4 meses de mi vida.

Pero he vuelto. He vuelto al teatro. Para ver Assedegats.

Crítica realizada por Diana Limones

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES