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29.06.2020 Críticas  
Un día feliz para la música

El pasado 19 de Junio volvieron las actividades escénicas al Auditorio de Tenerife con un recital titulado Volvemos contigo, el cual contó con la dirección de Víctor Pablo Pérez, director honorario de la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Inició así un ciclo de conciertos de formato reducido del que podremos disfrutar hasta el 10 de Julio.

Fue este un día feliz, tal y como expresó el presidente del cabildo de Tenerife, Pedro Martín, quien acudió a la velada. Las 188 personas presentes esa noche disfrutamos de un programa en el que Bach y Mahler fueron los compositores escogidos para que el público y la orquesta pudieran resarcirse por haber tenido que cancelar su temporada. Y el hecho de que las entradas estuvieran agotadas nos demostró que no hay normalidad sin cultura.

La Aria de la Suite nº 3 en Re sirvió de obertura. Víctor Pablo Pérez se valió de esta como un Réquiem, para conmemorar la pérdida de tantas vidas a causa de la pandemia que nos ha azotado. Una pieza que evoca los sentimientos con una melodía deliciosa y apacible. Conocida como Air for G string, o en español “Aria para la cuerda de Sol”, se trata esta de la incuestionable pieza más famosa del barroco. Y quizá la pieza más famosa para instrumentos de cuerda. Sin lugar a dudas es un movimiento fascinante debido a la densidad de material que contiene siendo tan breve. La Orquesta Sinfónica de Tenerife supo captar a la perfección el movimiento perpetuo que lo caracteriza, así como el plasmar las disonancias que se van conjugando para dar forma a esta hermosa melodia.

Y después encontramos al Titán de Gustav Mahler. La Sinfonía nº 1 en Re mayor, destinada para una orquesta grande, fue arreglada para una orquesta compuesta para 25 músicos. Sin lugar a dudas un logro de descomunal tamaño por parte del director Víctor Pablo Pérez, ya que consiguió realizar la hazaña de hacer que 25 músicos sonaran como 90. Es por ello que nos quedamos maravillados ante tal logro. Cabe destacar de esta sinfonía el hecho de que encajó perfectamente con el contexto del programa. Estamos ante una obra que, en sus cuatro movimientos, expresa los sentimientos con los que nos podremos haber encontrado a lo largo de estos últimos meses. Comenzó con una melodia magica y de ensueño, en el que las cuerdas nos evocaron la alegría de la naturaleza al florecer en la primavera, llegando a un clímax final de alegría desenfrenada que nos movió a un segundo movimiento más poético. Los dos últimos movimientos adquirieron un carácter más melancólico y nostálgico, con unas melodías de marcha fúnebre que desembocaron en un final que transmitió la idea del paso de las tinieblas a la luz. Unos motivos tempestuosos y agitados se transformaron en melodías líricas que culminaron con el triunfo del optimismo, un tema final triunfante en el que la orquesta finalizó con un frenesí sonoro arrollador.

El concierto cumplió con las expectativas que la cita había levantado. Prueba de ello fueron las ovaciones en pie que recibieron tanto el conductor como los músicos. Y pudimos disfrutar una maravillosa propina, la cual estuvo dedicada, según las palabras de Víctor Pablo Pérez, “a los que se han ido y a los que están por venir”. Fue esta una velada cargada de emociones, no solo por el hecho de representar el final de una etapa oscura para las artes, sino también por conmemorar el dolor y sufrimiento por el que todos hemos pasado. Es por todo ello que fue un auténtico placer ser parte de un acontecimiento histórico.

Crítica realizada por Darnell González

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