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11.05.2020 Críticas  
Nuestro monstruo (interior) en potencia

El Teatre Lliure ha estrenado El gegant del Pi, lectura dramatizada donde Pau Vinyals escribe, dirige e interpreta una estimable pieza de autoficción que se convierte también en un valioso ejemplo de radioteatro. Ejecución y confección sobresalientes para esta historia que habla de grandes temas como la identidad o la herencia desde el lado más oscuro de la intimidad del artista.

En el caso que nos ocupa, obviaremos cualquier componente visual. La pieza depende en su totalidad del diálogo (más próximo al monólogo a dos voces), la música y los efectos sonoros. En este último terreno, la labor de Arnau Vallvé resulta imprescindible para redondear el resultado final. Si bien la obra se estructura en cinco partes o actos, el sonido nunca será uniforme ni tampoco su plano protagónico. Se favorecerá el recorrido narrativo y dramático y en ocasiones la presencia será más ambiental y en otras enfática. La voz no nos llegará desde un mismo «lugar» e incluso tendremos la sensación de percibir la ubicación del personaje en un punto u otro de nuestro escenario mental. También su movimiento (gracias a la captación de la respiración y al trabajo vocal del intérprete). Júlia Barceló se convertirá en la voz interior del autor/actor y remarcará títulos, acotaciones y también se desdoblará en varias voces siempre teniendo en cuenta el valor de contribución a los requerimientos dramáticos.

Nos parece especialmente estimulante la aportación de Vinyals al terreno de la autoficción, en su doble faceta dramaturgo/intérprete. De la personalidad con la que podamos estar más o menos familiarizados hasta la conversión en otros personajes (interpretados dentro de la ficción) el desnudo es «físico» pero también emocional. Un trescientos sesenta grados que nos explica de forma alusiva esa necesidad de convertir/traducir tanto palabras e ideas como personas para comprenderlas y así calmar nuestros miedos más escondidos. Un texto importante en tanto que consigue mostrar de un modo no explícito pero certero y potente cómo somos herederos de todo lo que nos ha precedido. De las personas (madre, padre, abuelo…) pero especialmente de sus acciones y nuestra vinculación ideológica con ambas. ¿Somos lo que hacemos, lo que decimos y lo que pensamos? Si lo hacemos por omisión o negación de una realidad que ha estado ahí, ¿no nos mostramos como cómplices? Los modos de perpetuación silencios del sistema y el poder dominante estarán muy presentes en la pieza. Destacamos especialmente la auto-inculpación como principal método para tomar consciencia. A partir de aquí, se desarrollan significado y connotaciones de identidad, consciencia, género, familia, herencia, fascismo, territorio, propiedad o migración. Nunca por acumulación y siempre con un núcleo común compartido. También la simbología titular en relación a un personaje capital y la implicación y significación particular del creador. El nivel de profundización y conexión está franca y concienzudamente elaborado y la capacidad de argumentación es férrea. Un gran éxito en este sentido

Una carta abierta para todo aquel que la quiera escuchar y que incita y remueve nuestro propio equipaje al respecto. Fuerte carga ideológica y moral por alusión y sobretodo, inducción. Hay aquí un texto muy potente que merece ser analizado con calma. Además, la locución supera en todo momento el formato lectura y crea un ambiente de verosimilitud prácticamente transparente. La gesticulación será mediante inflexiones vocales y con una riqueza aproximativa muy destacable.

Las radio plays de Samuel Beckett o las aportaciones al respecto de Antonin Artaud siguen siendo revisitadas con cierta frecuencia y en nuevas producciones, de entre las más recientes Words and Music o Per acabar amb el judici de Deú. En estos casos, la presencia de público en sala determinaba la recepción y en algunos hasta se adaptaba el original hacia una puesta en escena «al uso», trasladando el canal original. Volviendo al teatro, ya en la temporada 14-15 se tanteó el terreno con dos funciones de Ones lliures. El Espai Lliure se convertía en estudio radiofónico para acoger cuatro piezas de encargo escritas y dirigidas por Marilia Samper, Marc Artigau, Manel Dueso y Jordi Oriol y pensadas especialmente para ser leídas y grabadas para su radiodifusión. La realización radiofónica corrió a cargo de Catalunya Radio, también ante el público que asistía a la sala.

En última instancia, el éxito de una pieza de teatro radiofónico lo mide también su aportación al terreno técnico, especialmente en su registro/emisión. La importancia de la palabra es evidente pero es tan cierto que la intimidad del oyente/espectador se potencia a través del canal auditivo como su ampliación exponencial de los lugares que él mismo imagina para localizar y situar acción y personajes. Lo que sobre las tablas se insinúa con más o menos realismo en función de las decisiones escenográficas de una sola persona o equipo se percibe mucho más acotado a través de la vista que del oído, que propicia una introspección mucho más libre. Se invierte de algún modo la relación entre las personas que intervienen en el intercambio teatral, artistas y público, y aquí es donde El gegant del Pi sabe desenvolverse con audacia y buen pulso. Esto es importante también por la aportación de la pieza al debate sobre espacio de la representación. Podemos imaginar una puesta en escena en sala (en formato intimista, medio e incluso grande) pero también una redefinición del territorio, escénico y geográfico, y cómo el espectador se relaciona con él. ¿Quién al escuchar esta obra no se ha imaginado a Vinyals como narrador/intérprete/guía por las localizaciones «reales» de Ravós del Terri (Girona) o el barrio del Raval de Barelona? Las circunstancias obligan pero esta conciliación aproximativa entre lo tradicional y la descentralización de espacio canónicos resulta un gran valor añadido de la pieza.

Vinyals ha logrado plasmar una voz que es sobretodo la de su consciencia, individual y creativa. Tanto a través del legado familiar como de algunos referentes artísticos como Thomas Bernhard (visto por Krystian Lupa) o Pere Jaume, sin olvidarse de incluir al equipamiento que propicia la velada. Convertir el impacto que provocó la asistencia a una de las funciones de Davant la jubilació (temporada 16/17) y la lectura de su programa de mano en parte importante de la propia pieza, resulta capital para explicar la repulsión y la confrontación a través de textos teatrales y cómo el artífice de la propuesta se identifica con su oficio. El uso del ejemplo. Cómo una sola frase puede romper e impactar de inmediato contra años de silencio y miradas hacia otro lado para despertar el miedo hacia el fascismo interior y dormido. Una muestra de autoficción nada complaciente y que incluso deja corto al fustigamiento de autores avezados como Sergio Blanco.

Finalmente, aplaudimos la iniciativa y especialmente el resultado. La valentía y riesgo en la aproximación de Vinyals consiguen alinearse con una ejecución tan fiel hacia el texto como hacia el registro o género teatral al que representa. Un lugar vulnerable para el artista que, sobre las tablas (o ante el micrófono) se convierte en sólido dramaturgo. Adecuación formal que no implica renuncia a cualquiera de las posibilidades escénicas «habituales» para un futuro, entre ellas la (re)definición del espacio teatral en un doble vertiente: mental/espectador y espacio/territorio. Como decía una muy querida habitante de esta casa, «si es fa bé també agrada». Felicidades a todos los implicados.

Crítica realizada por Fernando Solla

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