novedades
 SEARCH   
 
 

31.01.2020 Críticas  
En clave de fantasía

El Teatro Real repone la exitosa producción de 2015. La innovadora puesta en escena de Suzanne Andrade y Barrie Kosky fue y sigue siendo un espectáculo sorprendente. La flauta mágica en clave de cine mudo, con un juego escénico divertido y de un excelente gusto estético.

En 1791 Mozart estrenaba una de sus óperas más celebres. Una historia de fantasía, con monstruos y reinas de la noche. Bosques insondables y una serie de pruebas para que unos enamoradizos Tamino y Pamina puedan afianzar su amor. Un canto a la virtud, al amor más inocente y puro.

La puesta en escena, a base de proyecciones inspiradas en el cine mudo, en el que los cantantes interactúan con las imágenes es de un virtuosismo brillante. Los simbolismos constantes merecen un estudio aparte. Esa madre protectora encarnada en una enorme araña que sobreprotege a sus crías. Los lobos amenazantes de la pureza y la virtud. Papageno como un divertido Buster Keaton, incapaz de resistirse a los encantos de una cabaretera berlinesa. Todo ello con un despliegue técnico que funciona a la precisión. Acompañamiento de piano para los subtítulos, que nos lleva a la época dorada del cine mudo. Es cierto que el montaje obliga a los cantantes a mantener un registro muy plano en escena, pero la suma de la partitura de Mozart y las sorprendentes imágenes suplen esa posible carencia.

En escena un reparto algo irregular. Destaca por encima de todos Anett Fritsch como Pamina, es la que mantiene el tono requerido, en una continua progresión del personaje, sin flaquear en ningún momento. Algo más irregular Stanislas de Barberyrac en su interpretación de Tamino. Cierta inseguridad y nerviosismo deslucieron sus intervenciones. Andreas Wolf como Papageno tampoco consiguió emocionar al respetable. Rocío Pérez a la que vi sustituyendo a Albina Shagimuratova, indispuesta por un proceso gripal, resolvió con nota su intervención como Reina de la noche. Suya es la responsabilidad del fragmento más universal de La flauta mágica, y uno de los momentos más reconocibles de la historia de la música.

Mención especial para Ivor Bolton dirigiendo la orquesta, y para el Coro Titular del Teatro Real, impecables como viene siendo costumbre.

Esta Flauta mágica es un imán para nuevos públicos, si bien no consiguió emocionarme todo lo que mis expectativas se habían imaginado. No hay que quitar merito a toda la propuesta, y se entiende su éxito, pero a mi entender, el recurso no soporta bien el paso del tiempo. Es cierto que solo data del 2015, pero la velocidad de los tiempos ha pesado un poco en la propuesta. Las recurrentes proyecciones están ahora a la orden del día, así que suena a algo visto ya. Aun así Mozart se mantiene en un perfecto estado de forma. Disfrutar de las aventuras de Pamina y Tamino sigue siendo un ejercicio revitalizante para el alma.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES