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27.12.2019 Críticas  
Reiseführer o viaje al fin del mundo

Reiseführer es un proyecto que tenía un objetivo claro y que lo cumple con creces. Es una obra de pequeño formato que, sin moverse de los pocos metros cuadrados que forman la sala pequeña del Teatre Lliure de Montjuïc, nos trae todo el mundo a nuestros pies.

La compañía de teatro La Ruta 40 se une a Ferran Dordal, quien escribe y dirige en esta ocasión, para dar a luz un tipo de teatro alternativo, un espectáculo de creación insólito y llamativo, cosa harto complicada en un mundo lleno de oferta constante, donde parece que todo ya está inventado.

Mediante este trabajo, consiguen transportarnos a los lugares más turísticos del globo, nos transmiten la sensación actual de globalización y representan la masificación del turismo que hoy día impera en la sociedad y de la cual nos hacemos eco por la exposición pública constante en redes sociales.

Albert Prat, Sergi Torrecilla y Alberto Díaz son La Ruta 40 y los intérpretes de Reiseführer (que, por cierto, significa guía). Ellos son los artífices que llevan a escena la obra de Dordal, en la que tan importante es lo creado como lo interpretado y que nos guían por este viaje inusual. El texto es, sin duda alguna, de una brillantez sorprendente. Lo que parece una improvisación constante, está hilado hasta la última puntada. Y consigue que unas líneas, que a priori son complejas de naturalizar, se conviertan en una conversación con el público sin dejar de ser puro texto de teatro. Matices de alta comicidad, presunta aleatoriedad y reflexiones profundas que son disparadas como al azar componen al final una aparente locura que no lo es en absoluto.

La escenografía es muy sencilla de inicio, pero nos guarda una sorpresa a medio camino. Xesca Salvà ha sabido jugar muy bien las piezas para conseguir el golpe de efecto deseado para que el espacio escénico vaya de acorde con el mensaje. La iluminación de Mingo Albir de forma estratégica, al principio, permite acomodarnos y sentirnos cercanos a los actores formando parte del todo, pero luego va cerrándose sobre estos para ayudarles a crear el mundo que nos van a presentar. Más adelante, de nuevo las luces junto al sonido de Pau Matas y las electrónicas composiciones de Clara Aguilar nos transportan a donde estos guías turísticos nos quieren llevar. Para quitarse el sombrero el momentazo inolvidable de luz, sonido y color en el meridiano de la obra, cuando esta llega a su climax.

Reconozco que acudía con las expectativas altas a ver Reiseführer principalmente por el elenco que la compone. Y aunque intuía por la sinopsis que no iba a ser teatro al uso, ni siquiera profundicé en el dossier con tal de ver con qué me iban a sorprender. A Sergi Torrecilla lo conocía de temporadas anteriores (Boscos, La familia Coleman, Cúbit) y me encanta su capacidad de hacerme reír y de conmoverme a partes iguales de forma tan aparentemente natural. En el caso que nos ocupa, vuelve a destacar por esa vis cómica, rozando en ocasiones con gran elegancia al clown. Con Albert Prat me pasó igual. Lo vi la temporada pasada en la Beckett (Ofici de tenebres) por primera vez y fue evidente su calidad interpretativa; en Cúbit lo volví a confirmar y en Reiseführer está, dicho sencillamente, fantástico. En las ocasiones anteriores, sus interpretaciones eran dramáticas e intensas. Aquí me aparece un Albert Prat diferente, mostrándome su capacidad actoral y su don de palabra. A Alberto Díaz (que por favor me perdone) lo conocí en Cúbit (porque en El Rey Lear de Pasqual no lo recuerdo y no llevo tantos años en esto de ver teatro con asiduidad). Pero junto a Reiseführer se me reafirma como actor totalmente versátil y al que espero seguir de cerca a partir de ahora.

No quiero explicar más, porque esta es una obra que hay que experimentar. El espectador tiene que ir con la mente abierta y dispuesto a disfrutar durante la hora y media o dos horas que dura la función (comprensiblemente nunca lo mismo, pero solo se entiende si vas a verla) de un teatro diferente pero que entretiene, que te invita a la reflexión sobre en qué se ha convertido hoy la experiencia de viajar y conocer otras culturas y qué pretendemos conseguir cuando hacemos algo tan común como visitar otro lugar. Para mí, Reiseführer es de obligado visionado para el amante del teatro y aplaudo mentalmente muy a menudo, estos días desde que la vi, a La Ruta 40 y a Ferran Dordal.

Crítica realizada por Diana Limones

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