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05.12.2019 Críticas  
Ningún país debe olvidar

Basada en la novela de Mario Vargas Llosa, La fiesta del Chivo se estrenó el pasado 21 de noviembre en el Teatro Infanta Isabel de Madrid con Juan Echanove en el papel protagonista y bajo las órdenes del director y guionista de cine Carlos Saura.

La obra maestra del premio Nobel de literatura, que narra los últimos días del dictador Trujillo en la República Dominicana, apenas ha sido adaptada al teatro por su riqueza y complejidad pero en esta ocasión Natalia Grueso se atreve a resumir lo esencial de la desgarradora y dura novela. No parece una tarea sencilla pero estando dirigida por uno de los cineastas españoles con mayor prestigio internacional y que sigue con una actividad frenética, y protagonizada por dos grandes actores como Juan Echanove y Lucía Quintana la obra se antoja, como poco, interesante. Sobre todo en la actualidad, un momento histórico en el que sobran en este país autoproclamados salvadores de la patria. Basta echar la vista atrás y repasar nuestra historia para encontrar bastantes similitudes entre las barbaries que tuvieron lugar en la República Dominicana y aquí, en España. Y es que, desgraciadamente, la historia está llena de este tipo de personajes.

Cuando se afronta una adaptación así, los principales problemas son la extensión y la complejidad psicológica de los personajes y las situaciones. Se trata de elaborar un guión que seleccione la acción principal de la novela, procurando contarla en un breve periodo de tiempo y que, además, entre con profundidad en sus personajes. La fiesta del Chivo se mantiene, sin duda, fiel al lenguaje que caracteriza la obra de Vargas Llosa y consigue captar los sentimientos y pensamientos que se describen en la novela, valiéndose del personaje de Urania Cabral –una exitosa abogada que abandonó el país de forma misteriosa siendo niña- para demostramos que el talento se pasea a sus anchas por el teatro Infanta Isabel.

Juan Echanove da vida de forma soberbia al dictador Trujillo, el cual interpreta enérgicamente este texto cargado de dureza. Despliega toda su artillería interpretativa para dotar de voz y movimiento a un personaje que no se antoja fácil, demostrando su capacidad para trasladar a escena esta tragedia basada en hechos reales. Por otro lado, Lucía Quintana –en el papel de Urania Cabral- realiza una brillante interpretación que nos hace palpar el dolor de su personaje. Es capaz de hacer creíble lo que estamos observando y de transmitir mucha emoción. Qué gusto da ver a los dos actores principales tan bien compenetrados.

Manuel Morón, Eduardo Velasco, Gabriel Garbisu y David Pinilla completan el sobresaliente elenco. Todos dan vida a sus respectivos personajes de una forma muy acertada.

Otro de los aciertos es que se apuesta por una sobria escenografía que nos traslada de un sitio a otro sin la necesidad de grandes despliegues que nos distraigan de lo verdaderamente importante. Todo muy bien acompañado por la iluminación a manos de Felipe Ramos y por un no tan perfecto sonido; ya que sufrimos algún fallo. Además, se introduce una gran pantalla en la que se van realizando una serie de proyecciones que acompañan el transcurro de la obra y la sitúan en contexto para el espectador.

En definitiva, La fiesta del Chivo es una obra muy recomendable independientemente de si se ha leído o no la novela.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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