novedades
 SEARCH   
 
 

29.11.2019 Críticas  
¿Dónde está la alegría?

Llega a la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español un nuevo texto de la extrardinaria María Velasco, versionando La espuma de los días de Boris Vian, con un resultado tan desconcertante como la obra original del autor francés.

Chloé y Colin (Lola Jiménez y Miguel Ángel Altet) se aman sobre la sombra oscura de la enfermedad que se cierne sobre ellos. Alice  y Chick (Natalie Pinot y Fabián Augusto Gómez Bohórquez) se quieren por encima del capitalismo y la precariedad laboral y existencial. Los cuatros personajes se mueven en un París que no es París, rebelados contra el sistema, la construcción burguesa, y el orden preestablecido.

A María Velasco le ha salido un La espuma de los días punkarra, deprimente, extremadamente existencialista, y muy alejada de la novela original donde al menos en una primera parte, asistimos a la alegría de los personajes por conocerse, enamorarse, y vivir su juventud, a pesar de los contratiempos que les van surgiendo en su camino vital. Esta versión teatral no es una espuma marina limpia, provocada por el movimiento de las olas, sino la formada por la contaminación provocada sobre el mar, de un barco petrolero encallado en la costa. La espuma de los días es chapapote negro, denso y terrible que asfixia a los personajes de esta tragedia y arrastra a un elenco inmovilizado por la crudeza y el espesor de un texto brillante pero excesivo.

María Velasco es un valor seguro en la dramaturgia contemporánea, y ya sea adaptando una zarzuela (María del Pilar) disertando sobre el amor líquido (Fuga de cuerpos) u ofreciendo una brillante visión de la Guerra Civil (Perros en Danza) todo lo que toca se traduce en disfrute, reflexión y calidad; hasta que me he topado con La espuma de los días donde la propuesta escénica es arriesgada y difusa, y la materialización de la misma, con el ejemplo claro de una enunciación de los parlamentos con una cadencia arrítmica de los actores, que hace avanzar a trompicones la trama.

La espuma de los días aquí, está más próxima al mensaje de los artículos de ‘Un Apartamento en Urano’ de Paul B. Preciado y al ‘Lectura Fácil’ de Cristina Morales, en cuanto a forma y fondo, que al original de Boris Vian. Son magníficos los mensajes de libertad sexual, feminismo, libre albedrío, y el amor descarnado, que sobre el papel es ya una pieza de colección, y digno de analizar profundamente en institutos y centros de enseñanza, pero llevado a las tablas, aún por la misma autora, no puedo decir que me haya encantado, como el filósofo Santiago Alba Rico, ha compartido con la autora: “(…) No debes fiarte de nadie que te diga que tu obra le ha ‘encantado’. No puede encantar: no debe encantar.” María Velasco se puede fiar de mi, porque no me ha encantado, y ni siquiera me ha gustado: la forma, aunque si el fondo.

Espero con ansia el Taxi Girl del Centro Dramático Nacional, que está por venir, y seguiré poniendo velas para que esa maravilla de texto dramatizado que pude disfrutar en el María Guerrero, que fue Fuga de Cuerpos, sea recuperada y puesta en marcha, con el elenco fundacional. Hasta entonces, terminaré de leer el original de La espuma de los días, para mantener el buen sabor del brebaje que ha compuesto para mi el pianocóctel.

Crítica realizada por Ismael Lomana

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES