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20.11.2019 Críticas  
Y el pensamiento se convirtió en depravación

Antimateria se estrenó el pasado 14 de noviembre en el Teatro Guimerá de Tenerife (Islas Canarias) bajo la dirección de nuestro conocido director Juan José Afonso, quién desarrolló este thriller de suspense con tintes filosóficos, basándose en una obra del autor Carlos Atanes.

Sobre la pregunta “¿Es depravado imaginar la depravación?”, se erige la trama de esta obra que retrata de una forma sagaz y con toques de humor ácido y mordaz, el duelo dialéctico entre un prestigioso intelectual, el Profesor y un estudiante de su obra, Ramírez, quien tras convivir durante tres meses para poder finalizar su tesis doctoral, le brinda una despedida que ninguno de ellos olvidará mientras viva.

Lo que comenzó con un intercambio de frases cordiales e ideas aparentemente inocentes sobre arte y filosofía, poco a poco fue escalando hacia un duelo dialéctico, donde hechos inconfesables que solo residían en la imaginación, se trasladaron al mundo real acarreando graves consecuencias. El catalizador de tal desenlace no fue más que la lucha desesperada de uno de los protagonistas por impedir que su vida se desmoronase ante la amenaza real de que, los hechos que en un tiempo fueron solo fruto de su imaginación, llegaran a ser del dominio público y social, viéndose él expuesto ante el juicio inquisitivo de la opinión pública al descubrir esta que no se trataba de la clase de persona que todos creían que era.

De forma espléndida, Carlos Atanes desarrolla esta trama y nos hace reflexionar, incluso días después de visionar la obra, en si hay alguna línea que delimite el pensamiento y la acción. Hace que nos planteemos si el simple acto de verbalizar nuestros pensamientos, podría empujarnos a llevarlos a cabo. Lo que es más, no podemos abandonar el teatro sin reflexionar en hasta qué punto puede llegar a ser inmoral el mero hecho de tener dichos pensamientos. Y todo este ir y venir de ideas e infinitas posibilidades, es construído con las redes sociales como exposición final, dado que hoy día, ya por el simple hecho de exponer un pensamiento poco acertado, uno puede ser objeto de la más feroz crítica por parte del público.

Juan José Afonso supo leer desde todos los ángulos los diferentes hilos tejidos por esta historia de thriller filosófico y plasmar sobre las tablas lo que el autor nos quería trasladar. Dió a los dos protagonistas la libertad del que sabe sacar lo mejor de sus actores, demostrando una vez más, que su intuición para percibir el talento no le ha engañado y que sobre todo y ante todo, es un hombre de teatro.

El tándem protagonista, José Manuel Segado y Joel Hernández Martín, jugó con el don de la palabra, equilibrándose mutuamente para hacer que, a lo largo de la obra, siguiéramos con suma atención ese magnífico duelo oral. Segado aportó la calma y sosiego, necesarios para este relato, del que lleva años sobre los escenarios. En contraposición, disfrutamos de una interpretación fresca y dinámica de Hernández Martín, cuyas poses y gesticulaciones, en apariencia algo exageradas, ilustraban con tino la vehemencia del estudiante deseoso de la aprobación del maestro.

Indiscutiblemente, Antimateria no es solo una obra que dura algo más de una hora. Si el espectador permite que le cale hondo, esta puede acompañarle durante días, meses o hasta años.

Crítica realizada por Celia García

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