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18.11.2019 Críticas  
La Xirgu es puro teatro

Estela Medina: gran dama del teatro. 69 años de carrera. 12 premios Florencio de la crítica en su Uruguay natal. Caballero de las Artes y las Letras por Francia. Dama de la Orden de Isabel la Católica por España. Pero hoy, que venía a hablarnos de su maestra Margarita Xirgu, llega tarde. Y mientras esperamos, su amiga nos cuenta…

Esto es Solo una actriz de teatro, monólogo de Gabriel Calderón escrito específicamente para Estela Medina y dirigido por su compatriota Levón (Burunsuzián). Con motivo del 50 aniversario de la muerte de la Xirgu, el Teatre Nacional de Catalunya nos ha traído a Barcelona esta magnífica, íntima y particular pieza que es puro teatro, biografía y autobiografía. Medina entra y sale de su cuerpo, de su historia y de la de su maestra, tocando todos los temas y multiplicando los puntos de vista sin esfuerzo aparente. La memoria se convierte en artificio teatral totalmente sincero, y en ese contexto el teatro, la poesía, la interpretación se convierten en parte esencial para comprender a dos figuras astronómicas, y a la vez tan tiernas y tan sinceras.

La maravilla del teatro, el aprendizaje, la exigencia de esfuerzo constante, la personalidad de la Xirgu y la de la Medina, los costes personales, las anécdotas, la reivindicación de lo viejo y de lo nuevo. La dicción, la respiración, la mirada. Fuenteovejuna, La Celestina, Walt Whitman y, por supuesto, Lorca. Todos se manifiestan en escena ante el hechizo que va tejiendo con destreza mayúscula Estela Medina, ora frágil, ora un torrente, aquí testigo externo, allá protagonista, en un momento albacea historicista y al siguiente actriz, personaje, directora, maestra o discípula.

En apenas 75 minutos, con la sola ayuda de unas sillas vacías, una mesa con papeles, los focos que bien dosifica Claudia Sánchez y alguna ocasional proyección de la luna en diversas fases (pero no fotos, nunca fotos, a ver si se creen que el embrujo del teatro se puede equiparar a algo tan mundano como lo que ven nuestro ojos), Calderón, Levón y sobre todo Medina, siempre Medina, conjuran a Margarita Xirgu y a Estela Medina. Lo que son, lo que fueron y lo que fue el teatro con ellas y para ellas. Recrean el pasado y devuelven al espectador el conocimiento, la sensación y el sentimiento de la experiencia que deja el teatro en el alma.

Lo único que sabe mal de este espectáculo es que se acabe.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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