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08.11.2019 Críticas  
Teatro para conocer la realidad

Hacer el amor es la nueva propuesta del tándem Juan Ollero/Ángela Boix al que se incorpora el actor Franceso Carril para hablar del amor en la Sala Teatro Cuarta Pared de Madrid del 6 al 8 de noviembre.

Hacer el amor es una reflexión teatral sobre un problema muy específico de la sociedad contemporánea: lo que sucede en las relaciones de pareja. Una reflexión sobre el cambio abrupto que supone compartir nuestra intimidad con alguien y la profundidad y el alcance que tiene dicho vínculo. El enamoramiento tiene un componente muy intenso pero, de manera inevitable, es pasajero y fugaz. Y después, ¿qué? Se puede crear un vínculo más o menos estable sobre el que transita la línea argumental de esta obra.

En definitiva, intentar entender el amor es el complicado objetivo de este sensible montaje creado por Ángela Boix, Franceso Carril y Juan Ollero, y dirigido por este último. Un concepto muy subjetivo que depende de lo que desea o busca cada persona, en este caso, los personajes que se encuentran sobre las tablas.

Todo sucede en la Sala Teatro Cuarta Pared, un espacio de referencia en las artes escénicas contemporáneas donde se facilita el encuentro entre artistas y espectadores, lo que siempre se traduce en complicidad con el público. En esta ocasión, se crea la impresión de reflexionar conjuntamente porque Hacer el amor nos permite poner sobre las tablas nuestros propios pensamientos e intenciones. Es una cercanía muy lograda que esta función pide a gritos por lo que es todo un acierto romper la cuarta pared en determinados momentos.

Esto también se logra gracias a las maravillosas interpretaciones de Ángela Boix y Franceso Carril. Ambos se desenvuelven con mucha soltura sobre el escenario y demuestran que, al contrario de sus personajes, ellos sí conectan en todo momento. Dos jóvenes actores que fluyen en la Sala Teatro Cuarta Pared y que dan una gran lección interpretativa metiéndose en la piel de dos personas que van construyendo a través de diálogos y acciones la relación de pareja de la que son componentes.

La historia tiene ritmo pero no es igual de dinámica en todos los momentos y, a mi parecer, no logra atrapar a los espectadores en determinados instantes. El ritmo decae en algunas situaciones que tienen lugar pero los dos protagonistas saben llamar nuestra atención nuevamente para que no se nos escape ningún detalle de lo que ocurre sobre las tablas. Ambos aprovechan muy bien el espacio escénico que se refuerza constantemente con diversos elementos que van utilizando a lo largo de los 60 minutos que dura la obra y, gracias también, a la lograda iluminación que acompaña lo que sucede en todo momento.

En definitiva, el tema da mucho juego y más con estos dos grandes actores. Cierto es que no siempre Hacer el amor tiene el mismo ritmo porque es inevitable que en algún momento bajen las revoluciones. Pero abundan las ocasiones para hacernos reflexionar sobre lo que está sucediendo frente a nosotros y para disfrutar de la actuación en su conjunto.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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