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25.10.2019 Críticas  
Salva al delfín, salva España

Conspiranoia, té, café de filtro y lejía Conejo, son los ingredientes principales para que Hombres que escriben en habitaciones pequeñas, en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero, ponga en marcha la maquinaría de esta comedia sobre servicios de inteligencia bajo mínimos, escritores con trabajos temporales y viajes en el tiempo.

Las señoritas K (Esperanza Elipe), L (Cristina Alarcón) y M (Angy Fernández), tienen un plan, cuya pieza clave es Julio León (Secun de la Rosa), un escritor de ciencia ficción, autoeditado en Amazon, cuyo cerebro ya ha tramado todas la líneas del plan de las primeras, que además querrán que sea, no solo la mente, sino la mano ejecutora del mismo, para salvar a la sociedad española del tirano sevillano que les oprime.

Antonio Rojano, con el magno Ricardo III del Pavón Teatro Kamikaze, ahora mismo en cartelera, tiene este Hombres que escriben en habitaciones pequeñas conviviendo a la par, como si fuese esto parte de un plan de conquista que idease el protagonista de su texto, aplicado a las salas madrileñas. Víctor Conde, quien ya se aventurase, en cierta manera, con la emotiva Venus, en la ciencia ficción, acepta el lance que supone esta creación de Rojano, para encerrarnos en este -2 del Centro Nacional de Inteligencia, con una becaria mal pagada, una veterana funcionaria, y una mujer con madera de tomar ese testigo de lider del grupo.

Hombres que escriben en habitaciones pequeñas es, claramente, un producto de la mastermind de Antonio Rojano, pero de asequible y facilona, la califico más como un divertimento para audiencias neófitas, que un ejemplo de su genio. Se disfruta, divierte, y la veo hasta adaptada a la pequeña pantalla, en forma de serial para Netflix, dirigida por Nacho Vigalondo.  Víctor Conde cuenta aquí con cuatro profesionales que se divierten con esta comedia ligera, pero donde pesan ciertas salidas y entradas en escena, o la resolución de la narración del argumento del libro, donde Secun de la Rosa conecta con el público, y les mantiene atentos al relato, pero no logra ese mantener en vilo que las correrías de Bullet deberían provocar.

Esperanza Elipe está divertida, Cristina Alarcón, arrebatadora con esa figura interminable, y Angy Fernández hace suya a la señorita M, con guitarra en ristre. Todo es correcto, y Hombres que escriben en habitaciones pequeñas es un muy buen plan de tarde, pero quizás el espacio en el que se encuentra programado, no es el idóneo, aunque me parece impensable poder trasladar la fastástica escenografía y ambientación que crea Bengoa Vázquez en este espacio.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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