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12.09.2019 Críticas  
Duelo grisáceo

Juntar a José Sacristán con un texto de Miguel Delibes es excusa más que suficiente para sentarse en un patio de butacas. En el Teatro Bellas Artes se da esa preciosa ecuación. El resultado es una sosegada función, en la que Sacristán hace gala de su talento y que el público agradece puesto en pie.

Leer a Delibes es siempre aleccionador y reconfortante. Señora de rojo sobre fondo gris es un relato casi autobiográfico del escritor. La muerte de Ángeles de Castro a causa de una inesperada enfermedad, sirvió al escritor para escribir la afamada novela. En ella nos encontramos a Nicolás, un pintor experimentado, no solo en el arte de la pintura, sino en la vida misma. La muerte de su amada esposa Ana, lleva al pintor a una crisis creativa y personal. Señora de rojo sobre fondo gris es el relato del dolor ante la enfermedad incurable de Ana. Es un perfecto retrato de una mujer carismática y de como toda ella afectaba a la vida del pintor y su familia.

José Sacristán, dirigido por José Sámano se enfrenta en solitario al relato. No es novedad el talante de Sacristán en unas tablas. Hace alarde de todo su oficio con gran sencillez. Sacristán sabe que tiene al público en el bolsillo desde el minuto uno, no necesita hacer grandes alharacas para contarnos su relato en primera persona. Ritmo pausado, relatos anecdóticos de la convivencia familiar. Todo hilvanado para llevarnos a un desenlace conocido de antemano, pero no por ello menos doloroso. Sobriedad con la justa dosis de emotividad.

Arturo Martín Burgos firma una escenografía que –como no podía ser de otra manera- es predominantemente gris. El ático que el pintor utiliza de estudio se antoja frío. La inspiración ha desaparecido de un ambiente otrora luminoso por la presencia de Ana. Solo al final, el retrato devuelve un poco de color a ese desangelado estudio.

Hay que alabar también el trabajo del propio Sacristán, junto a José Sámano e Inés Camiña en el trabajo de adaptación de la novela a un monologo teatral de poco más de una hora de duración. Aquellos que hemos leído la novela no echamos a faltar nada. La esencia de Delibes está en el texto que se lleva a las tablas.

Señora de rojo sobre fondo gris es un plato reposado, de emoción pausada, de reflexión aletargada. El duelo por la ausencia del ser amado. Un trance vital, un retrato de la vida.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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