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07.09.2019 Críticas  
FiraTàrrega (II): La conquista individual del espacio público colectivo

Segunda jornada en FiraTàrrega 2019. Puntos de encuentro secretos que no podemos revelar, retorno a las plazas de Tàrrega y paseos urbanos. Espectáculos itinerantes distintos, pero fuertemente arraigados al descubrimiento del yo individual en relación al espacio, y un gran final en el Teatre Ateneu han delimitado nuestro día.

Un inicio en el que se ha apelado a nuestra resistencia física y emocional y donde nos hemos visto desposeídos (durante aproximadamente dos horas) de nuestra identidad. Por lo menos a la que nos reduce cualquier acreditación o identificación de todas las que podamos disponer. La compañía Tony Clifton Circus nos ha sorprendido y entusiasmado con su Mission Roosevelt. Una propuesta itinerante que eleva las connotaciones de inclusión y accesibilidad al máximo exponente. Entre 20 y 25 personas hemos cambiado nuestra condición de público (pasivo o activo) para convertirnos en protagonistas vehiculares del espectáculo.

Dos conductores de excepción (a partir de ahora Sr. y Sra. Roosevelt), que con la complicidad de conductores, voluntarios y observadores nos han guiado y acompañado proveyéndonos de un mapa que tampoco descifraremos y que nos ha llevado por las calles de Tàrrega sorteando campos minados y transformándonos en sujetos-objetos de su reivindicación: no ya ocupar el espacio público sino hacerlo de un modo accesible y diverso. Mission Roosevelt aporta varios enteros al espectáculo itinerante al uso, ya que nuestro vehículo de movilidad es una silla de ruedas. Premisas muy bien desarrolladas, estructuras en distintas etapas o pruebas. De nuevo, destacamos el gran acompañamiento y presentación de los creadores del proyecto. Energía, comicidad y desparpajo para tratar un tema en profundidad a través de una vertiente lúdica y que inspira y despierta la participación voluntaria desde el primer momento. Desde luego, Tony Clifton Circus consigue chillar bien alto la consigna. ¡Misión cumplida!

El clown puede y debe ser contemporáneo. Así lo han demostrado Bucraá Circus. A partir de la reunión de dos payasos que se reencuentran décadas después para finalizar un espectáculo inacabado a causa del estallido de la Guerra Civil, asistimos a una pieza de una sensibilidad y finura exquisitas. Del mismo modo, contemporaneidad y juventud no son (a la fuerza) compañeras de viaje. La experiencia vital también se puede aplicar, mostrar y desarrollar a través de lo físico. Aunar supervivencia y homenaje de un modo tan particular, preciso y emotivo, convierten este El gran final en uno capítulo destacable de FiraTàrrega.

¿Nos comunicamos de un modo sensible o estereotipado? ¿Se puede tratar desde el humor la trivialización de nuestra vida cotidiana? Kernel Dance Theatre tiene la respuesta. Con GIME ME PROTEIN, y con una progresión entre el movimiento y la danza que desarrolla con soltura la premisa que se quiere tratar, se incluye el tema de la salud y la fisicidad de un modo sorprendente. Las tres figuras desempeñan rutinas deportivas incluidas dentro de coreografías plagadas de gestos y poses con una soltura envidiable. Al mismo tiempo crean imágenes sugestivas y repulsivas, siempre a través de un lenguaje interno propio que termina por cobrar sentido, precisamente, a través del cuestionamiento.

Probablemente, Sound de Secà haya realizado la reivindicación más explícita del espacio público como punto o lugar de encuentro. También de la expresividad de la percusión como herramienta comunicativa. Todos los implicados han conseguido eso, que lo seamos todos. Una renuncia al ritual comunicativo individualista de nuestros días y una capacidad de convertir y utilizar la simbología del acto compartido muy a tener en cuenta, destaca en esta pieza itinerante. Además, se acerca el arte callejero a las ideas de juego e intercambio que muchas veces olvidamos que deberían permanecer siempre que nos enfrentamos a cualquier tipo de espectáculo.

Continuamos con Itsaso Iribarren y Germán De la Riva. Los navarros proponen uno de sus Paseos urbanos, naturalmente en Tàrrega. Un itinerario que recorre el Parc de Sant Eloi y nos enseña a mirar y a pisar con consciencia tanto de nuestra físico como del espacio que nos rodea. Progresivamente, y mientras dura el recorrido, ambos consiguen que cada paso cuente. Referentes artísticos, literarios y coreográficos que se entremezclan con nuestra propia experiencia y habilidad emocional y con los propios del parque. También nos sitúan ante quiénes somos y qué representa para nosotros los lugares característicos que rodean el espacio público por el que nos movemos.

Se nos habla de la importancia de los parques dentro de las ciudades, no tanto para la salud física sino como motivadores de nuestro equilibrio intrínseco y, paso a paso, la calidad de la experiencia mejora gracias a unos anfitriones coherentes e implicados con su discurso. Especialmente relevante la inclusión y desarrollo de la función estética del acto de caminar. Una opción sorprendente y, lo más importante, útil.

Finalizamos esta segunda etapa en el Teatre Ateneu. Allí nos espera un pletórico Guillem Albà, que presenta Calma!. Pieza para todos los públicos que realmente lo es. Cualquiera puede empatizar independientemente de la edad que tenga, aunque más lo haremos cuanto mayor sea nuestra inmersión en el ritmo frenético al que nos obliga la rutina diaria que probablemente no queramos vivir. Albà nos muestra otra opción posible para gestionar nuestras expectativas. Un mensaje vital y muy optimista en el que incluso la catarsis llega como anuncia el título, de un modo reposado. Nada que ver con la energía que despliega el artista frente a una platea abarrotada y entusiástica.

Humor, expresión corporal que prácticamente no necesita de palabras, onomatopeyas… Una poética muy especial que nos engatusa por el dominio e inclusión de todo tipo de técnicas, rutinas y registros pasados por la centrifugadora del protagonista y creador. Ideas e imágenes que asimilamos a un ritmo frenético similar al de su ejecución y, sin embargo, el pensamiento y el poso se asientan (durante y permanentemente) mucho después de abandonar el espacio. Un solo muy bien conducido y técnicamente impecable que juega con las luces y las sombras y que despliega una sentida convivencia con los objetos y la plasticidad, en comunión perfecta, para que llegue el mensaje. Títeres, sombras, gesto y música en lo que se convierte en una velada armoniosa, divertida, reflexiva y feliz.

Crítica realizada por Fernando Solla

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