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25.07.2019 Críticas  
Rock en la Gran Vía

Rhapsody of Queen llega al Teatro Rialto de Madrid para homenajear a una de las bandas de rock más importantes de la historia que este año celebra su cincuenta aniversario. Cuatro cantantes internacionales junto a ocho músicos recorren los grandes éxitos de Queen.

Un público joven y no tan joven comienza a aglomerarse a las puertas del céntrico teatro madrileño para ver un concierto que estará vertebrado en la banda británica formada por el cantante Freddie Mercury, el guitarrista Brian May, el baterista Roger Taylor y el bajista John Deacon. Cuando un nuevo show musical se instala en la Gran Vía es habitual atraer a tanta cantidad de gente, aunque no todos sean fieles seguidores de Queen, dispuesta a animar con eufóricos aplausos al final de cada tema y es que, aunque no hayas seguido la carrera musical de esta banda, acabas cantando la mayor parte de lo que suena en este espectáculo.

La cartelera actual está continuamente saturada de tributos a Queen – quizá sea un grupo demasiado explotado- y he tenido la ocasión de asistir alguno de ellos y disfrutarlo al máximo pero lo que me ha sorprendido en esta ocasión es la ausencia del alma de la banda liderada por Freddie Mercury. Sé que no hace falta clavar el sonido de un grupo que ya no existe pero, al menos, no distorsionarlo tanto. Me viene a la cabeza la mítica canción de la película Pat Garrett y Billy the Kid versionada en multitud de ocasiones por grupos muy dispares; en qué se parecerá Bob Dylan a Guns and Roses pero qué bien suena Knockin’ on Heaven’s Door siempre, en ambas ocasiones. Pues con este espectáculo no tuve esa sensación, eché de menos algo de fidelidad estética y, sobre todo, sonora con la mítica banda pero no la encontré en ninguna canción.

Desde el arranque de Rhapsody of Queen con la canción Headlong los cuatro cantantes –tres hombres y una mujer- demostraron que estaban dispuestos a entregarse y dejarse la piel en cada canción, esta vez en un escenario pequeño pero con una energía imparable que no decayó en ningún momento.

Las canciones no sonaban mal pero quedaron eclipsadas por un volumen demasiado alto que resultaba molesto y no corrigieron, especialmente el sonido emitido por el bajo. Por otro lado, el diseño del escenario permite un gran y acertado despliegue audiovisual con pantallas en las que se proyectaban imágenes para acompañar las canciones. Además, un técnico de iluminación que ambientó de principio a fin perfectamente sincronizado con lo que sucedía en el escenario.

Una actuación vibrante que dejaba clara la complicidad existente entre los músicos pero no con el público. No se dirigieron a los espectadores ningún momento (únicamente pedían palmas de vez en cuando) y no pronunciaron ninguna silaba que no formara parte de una canción. Un tema tras otro, sin hacer paradas. A veces se echa en falta un poco de interacción para que sea un concierto más dinámico y animado.

¿Qué esperaba al ver Rhapsody of Queen? Cuando vas a ver un concierto de una banda original vas a ver cómo suenan en directo, cómo se mueven por el escenario, etc. deseas ver algo más allá de lo escuchas habitualmente en tu reproductor de música pero con un concierto de una banda tributo no esperas nada de esto. Quizá sea un error pero lo que yo espero es que, sabiendo que el verdadero grupo no esté presente, tengan algunos gestos que permitan recordarlo de una u otra manera. No hace falta que vayan disfrazados de Freddie Mercury –el vestuario de este espectáculo dista mucho de Queen pero hay reconocer que es muy elaborado- pero sí que capten de una u otra manera su espíritu, al menos musicalmente hablando.

El único guiño memorable fue, cuando uno de los cuatro cantantes salió al escenario con su aspiradora y vestido de mujer para interpretar I want to break free. Además de ese, interpretaron temas tan memorables como Innuendo, Somebody to love, Don´t stop me know, We will rock you, We are the champions

En realidad es una sucesión de canciones de Queen interpretadas, a su manera, por cuatro cantantes y ocho músicos de gran calidad. Fue enérgico y curioso.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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