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23.07.2019 Críticas  
Have You Seen Your Mother, Baby…?

El Teatre Poliorama programa la nueva pieza escrita y dirigida por Paco Mir. El título De mares i filles nace de «I deien que plouria», finalista del Torneig de Dramaturgia de Temporada Alta 2013. Mont Plans y Annabel Totusaus protagonizan el salto al formato extendido y, mano a mano, lideran una emotiva y efectiva comedia.

Una puesta en escena realista nos sitúa en la habitación de hospital donde madre e hija se carearán, entrelazando sus recuerdos, emociones y reacciones. En este terreno, la escenografía de Paula Bosch y la iluminación de Eudald Gili nos acercan por completo a la comedia situacional. Esto es algo que texto, dirección e interpretaciones parecen buscar y dominar a la perfección. Es de agradecer que no se queden en lo seguro y apuesten por integrar distintas variantes para enriquecer la propuesta.

A través de lo cotidiano se consigue la empatía del público y acercar lo que vemos en escena a unas vivencias personales que en menor o mayor grado todos hemos experimentado. Los recuerdos propios y ficticios cobran protagonismo y de algún modo se combinan en nuestra imaginación. Mir introduce también una mirada crítica hacia la realidad de nuestra sociedad muy bien integrada dentro de las réplicas y el desarrollo de la pieza.

Las dos actrices realizan una labor conjunta tan sensible como inteligente. Ambas consiguen un entendimiento y una química indiscutibles, características que se convierten en el verdadero corazón y motor de la obra. Plans es la que defiende una mayor porción de texto, así que de su autenticidad depende en gran parte el éxito de la función. Consigue convencernos y crear la ilusión de la posibilidad real de que hasta las más inverosímiles de sus rememoraciones hayan sucedido en realidad. Totusaus debe aguantar y escuchar estoicamente lo que dice su madre escénica. Poco a poco, va cobrando el protagonismo que su personaje reclama y a través de sus reacciones va integrándose en esa conversación que deben mantener juntas. Progresivamente, la pareja escénica consigue sacar a la luz lo que no se dice explícitamente y es entonces cuando la emoción aflora.

Finalmente, nos encontramos ante una propuesta que destaca, una vez más, por las dos interpretaciones protagonistas y por el retrato que realiza en paralelo de la manera que tenemos los seres humanos de relacionarnos entre nosotros, especialmente dentro del hábitat familiar. Superando la corrección que se les presupone a todos los implicados, se utiliza una formula situacional concreta y conocida de un modo muy hábil y efectivo. Diversión y emoción bien dosificadas.

Crítica realizada por Fernando Solla

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