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07.06.2019 Críticas  
Una cálida y cercana Carla Bruni inaugura el Festival de Pedralbes

El Festival Jardins Pedralbes ha dado el pistoletazo de salida a su séptima edición con el concierto de Carla Bruni. Con la elegancia y calidez que la caracterizan, la cantante demuestra una vez más que su voz y sinuosidad son suficientes para llenar un escenario sobre el que interpretó una miscelánea compuesta por casi veinte temas, entre propios y versiones.

El marco es incomparable y la artista supo aprovecharlo. Ante un aforo que prácticamente agotó las casi 2.400 localidades, Bruni se mostró muy bien arropada por una banda de 4 músicos que cedió el protagonismo a la voz solista a la vez que dotó de vivacidad y dinamismo a las distintos temas. Piano, trompeta, bajo, contrabajo, guitarra y percusión, siempre a punto para propiciar el plácido desarrollo de un recital que sirvió para presentar «French Touch» (2017), el último álbum de la ítalo-francesa publicado hasta la fecha. Además de sus particulares aproximaciones a solistas y bandas icónicas entre las décadas de los 40 y los 90 del siglo pasado, no renunció a algunos hits de «Little French Songs» (2013) y, por supuesto, de su primer trabajo musical «Quelqu’un m’a dit» (2002).

En esta ocasión, la cantante paseó por el escenario a placer, a veces siguiendo la planificación lumínica y a veces amparándose en su propia luz interior. Un concierto con marcado acento folk salpicado con toques jazzísticos. La nueva chanson ocupó la mayoría de un repertorio menos pop de lo que algunos imaginaban. Vestida de negro, chaqueta y pantalón y con solo un leve y brevísimo interludio para cambiar de vestuario, la artista dividió el espectáculo en dos bloques. No hicieron falta más que su presencia y algunas velas para transmitir la calidez que ya de por sí confiere el espacio privilegiado donde se celebra este festival.

Tras «Le chemin des rivières» (Julien Clerc, 2014), Carla saludó a todos los convocados para ofrecer algunas inspiradas y variopintas versiones. Siguieron «Crazy» (Patsy Cline, 1961), «Jimmy Jazz» (The Clash, 1979) y «Moon River» (Johnny Mercer y Henry Mancini, celebradísima canción encumbrada por Audrey Hepburn en «Desayuno con diamantes»). El primer bloque continuó con canciones propias, a excepción de una suavizada versión de «Enjoy the Silence» (Dépêche Mode, 1990). De este modo, disfrutamos de algunos de los mejores momentos de la velada con «J’arrive à toi», «Dolce Francia», «L’amoureuse» y «Ta tienne».

Una breve pausa y presentación de la banda entre dos temas de su primer álbum. «Le plus beau du quartier» y «Tout le monde» precedieron a un retorno cinematográfico, en este caso, «Please, don’t kiss me», inmortalizada por Rita Hayworth en «La dama de Sanghay». La cantante nos acercó a ABBA con «The Winner Takes It All» y por fin llegó su éxito «Quelqu’un qui ma dit», que fue uno de los temas más aplaudidos. Para terminar, más versiones muy bien adecuadas a su registro vocal: «Stand by Your Man» (Tammy Wynette, 1969), «Love Letters» (Dick James, 1945), «Highway to Hell» (AC/DC, 1979) y «Miss You» (The Rolling Stones, 1978). Tras los aplausos, un único y celebrado bis, que fue «Un garçon triste», que la cantante interpretó sentada sobre las tablas del escenario.

Finalmente, Bruni demostró que todavía queda espacio para esta sofisticación que funciona para el público como si la anfitriona fuera una encantadora de serpientes. Un instrumento vocal que mantiene un rango uniforme y sólido. Inalterable y sin quiebros. Resulta interesante ver su evolución como cantautora y su persistencia en acercar temas universales a su registro y estilo. Una solista ensimismada y que ensimisma, dejándonos compartir esta burbuja musical que, por momentos, nos eleva y evade en estas últimas semanas de primavera. Un acierto la elección de la artista para inaugurar la presente edición del Festival Jardins Pedralbes.

Crónica realizada por Fernando Solla

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