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29.05.2019 Críticas  
Sí, el mentalismo se improvisa

El mentalista Adolfo Masyebra despide en la sala Barts de Barcelona un ciclo de improvisaciones jugando con el mentalismo, la hipnosis y demás técnicas en las que él es experto. Un mundo en el que ninguna función es igual que la anterior, #mentalimpro es para vivirlo.

A quien esté más o menos aficionado al teatro o al humor, habrá ido alguna que otra vez a algún espectáculo de improvisación. Cuando uno asiste a un impro, va con esa inquietud de quien va a abrir un regalo y no sabe qué esperar. Al fin y al cabo, aquellos que están sobre el escenario crean todo el tiempo momentos que nunca más volverán a repetirse. Esa es la esencia de la improvisación, aquello que engancha tanto al público como al artista que se sube al escenario con esa descarga de adrenalina del no saber qué pasará.

Adolfo Masyebra, mentalista, ofrece esta noche en la Sala Barts el último de los siete espectáculos que le ha traído a Barcelona. Durante ellos, Masyebra ha ido desgranando diferentes ejercicios que han puesto a prueba sus habilidades como mentalista, hipnotista o escapista (por mencionar alguna de las muchas habilidades que tiene).

Para esta noche, solo quedarán tres ejercicios por probar, el primero de todos será el de adivinar, mediante la lectura de la mente, ciertos ítems de entre voluntarios del público. Una prueba no apta para escépticos, que pondrán a prueba a este mentalista para demostrar que, en su juego, no hay trampa ni cartón.

Casi dos horas de improvisación durante las que Adolfo Masyebra también hará una demostración de kinesis, adivinación e incluso de hipnosis a petición del público. Todo ello para crear un ambiente distendido, de curiosidad y de absoluto respeto hacia lo desconocido.

No cabe duda de que Adolfo Masyebra viene avalado por una trayectoria de más de 15 años en el mundo del ilusionismo con reconocimientos hasta del mismísimo maestro Juan Tamariz. El formato #mentalImpro acerca el desconocido mundo del mentalismo o la kinesis y la hipnosis de una manera fresca, entretenida y que da poco lugar a la incredulidad de los más escépticos. No obstante, y a diferencia de otros espectáculos de improvisación, al ser una sola persona en el escenario y al ser un monólogo de dos horas, en algunos momentos se puede llegar a hacer un poco largo.

Tras la demostración de hipnosis a petición del público, abandonamos la sala Barts mitad boquiabiertos, mitad intentando comprender cómo Masyebra ha reunido todo ese saber que escapa de la razón. Este ilusionista abandona su primer ciclo de improvisaciones en Barts con la promesa de volver para alivio de buena parte del público, entre los que figuraban alumnos suyos de hipnosis y varios recurrentes a sus espectáculos.

Crónica realizada por Bea Garrido

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