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27.05.2019 Críticas  
El apocalipsis no era tan terrible

Vuelve Jose Padilla al Teatro Kamikaze, al hogar donde el volumen uno de Las crónicas de Peter Sanchidrián vieron la luz. Segunda entrega de este cómic interestelar, de alma friki, de estética pop y comedia surreal. En la sala grande ahora, la nave nodriza emprende El Viaje al esperpento y la carcajada.

¿Cómo escribir una opinión de este montaje, respetando el mandato de no hacer spoiler? Ardua tarea tengo por delante. Intentaré no reventar nada, ya que quiero que quien se anime a ir a disfrutar de El Viaje se lo pase tan bien o mejor que yo. La nave C.R.I.S.T.I.N.A. vaga por el universo, sin rumbo, huyendo del ya aniquilado planeta tierra. Su tripulación variopinta se enfrentará a Oleg, quien pretende subyugar a los náufragos espaciales. Y poco puedo contar más de la trama. Desde ese momento, la nave emprende un viaje a la cultura más freak posible, y se suceden una serie de situaciones a cada cual más rocambolesca y divertida. Fruto de la incontenible mente de Jose Padilla, giros argumentales, humor descacharrante, absurdo y fino a la vez. Golpes inesperados y por encima de todo un enorme sentido del ritmo y de la comedia.

A los mandos de la nave un perfecto elenco. Pepe Viyuela, consagrado en las lides de la comedia, un maestro en escena. Ana Varela que tiene intervenciones desternillantes, simplemente genial. Cristobal Suárez genial en el tramo contenido, perfecto cuando se suelta. Antonia Paso, Laura Galán, acompañan desdoblando papeles fantásticos. Y mención más que especial para José Juan Rodríguez que consigue cotas hilarantes, de esas que provocan la carcajada general, tanto que se cuenta que hay ya hojas de reclamaciones interpuestas por algunos espectadores ante la imposibilidad de seguir oyendo los diálogos. Ese es el nivel de diversión en el Kamikaze estos días.

Todo apoyado en una escenografía que recuerda las luces de aquellas cadenas de música de los 80 y 90, que se movían al ritmo de la música. Vestuario no menos acertado. Todo un conjunto que fluye para la comedia más esperpéntica de la temporada.

Jose Padilla se sigue revelando como autor a seguir. Capaz de emocionar con textos como Papel o Dados, esta última ganadora del Max al Mejor espectáculo para público infantil, juvenil o familiar. Pero Padilla no es solo capaz de hacer textos didácticos y necesarios, también es capaz de capitanear una nave espacial que sobrevuela no solo el espacio sideral, sino que bucea en la cultura cañí, los cuentos para niños o los debates electorales. El Viaje es un gazpacho refrescante, quizá no apto para todos los públicos. Requiere dejarse llevar al universo Padilla, entrar en el juego de lo absurdo, ser espectadores ilusionados. Quien no sea capaz de entrar en el juego propuesto posiblemente se sienta fuera de lugar. Una cosa les digo, el esfuerzo merece la pena. La satisfacción de ver un elenco entregado al desbarre, al absurdo elegante, a una platea llena de risas nerviosas. Un viaje que merece la pena ser disfrutado de principio a fin. Esta es la segunda entrega de la trilogía, se espera con ganas la tercera, y por supuesto un maratón con las tres seguidas.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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