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27.05.2019 Críticas  
Amor y muerte

El Auditorio de Tenerife, como parte del proyecto Ópera Pocket trajo una de las composiciones de Giuseppe Verdi más reconocidas por el gran público: La Traviata.

Bajo la dirección de escena del Intendente de Ópera de Tenerife, Alejandro Abrante, la ópera está basada en la adaptación teatral del éxito literario del siglo XIX. La obra se representó en el Magma Arte & Congresos del municipio de Adeje los días 11 y 12 de mayo y en los Jardines del antiguo Hotel Taoro en el municipio del Puerto de la Cruz los días 18 y 19 de mayo.

La Traviata nos muestra los últimos días de la vida de una cortesana que se atreve a anhelar que su vida puede ser distinta, que también tiene derecho a encontrar el amor. Pero esto no es más que una ilusión, ya que su deseo se ve asfixiado por la oposición del padre de su amado, el cual la fuerza a someterse ante los arquetipos morales y machista de la época. Pero por amor, Violetta es capaz de hacer el mayor sacrificio que alguien puede hacer.

Si bien la ópera, como norma, desvincula a la audiencia, creando un mundo alternativo en el que se representa la misma, Verdi pone un gran espejo en el que quiso reflejar los pecados de una sociedad enquistada en la hipocresía machista y elitista. Pone Verdi de manifiesto una visión comparativa entre la promiscuidad masculina, la cual siempre ha sido encubierta a los ojos de la sociedad y alabada en privado, frente a la femenina, que se ultraja y avasalla incluso en la actualidad.

La Traviata se estrenó en el Teatro La Fenice el 6 de marzo de 1853. Su inicial fracaso se atribuye principalmente a la inadecuada primera intérprete de Violetta. Sin embargo, en su segundo estreno, el 6 de mayo de 1854 en el teatro San Benedetto de Venecia tuvo el éxito merecido desde el primer momento. Y es desde entonces una de las obras más requeridas por el público. La Traviata pertenece a la conocida “Trilogía popular” de Verdi, junto con Il Trovatore y Rigoletto, las cuales tienen en común los temas del amor y la culpa. Estos dos sentimientos fluctúan en las tres de manera notable. Verdi abandona la temática patriótica, más grandilocuente y se centra en las personas. Los protagonistas son el centro. Lo que Verdi nos va a contar son sus vidas, sus amores y sus penas.

En cuanto al reparto, Nina Solodovnikova interpretó a Violeta Valèry; Guillen Munguía fué Alfredo Germont y Pablo Gálvez como Giorgio Germont. De cada uno de ellos se esperó y se obtuvo una interpretación impecable. El acompañamiento musical, dirigido por Alessandro Palumbo cumplió también con su labor de forma maravillosa.

El rol de Violetta es considerado un papel complicado debido al requerimiento de una gran extensión vocal por parte de la intérprete. Si bien necesita de un control elevado de la coloratura en el primer acto, denotando el carácter alegre del personaje, en los posteriores actos el carácter, así como la vocalidad se torna dramáticos. Y podemos decir que Nina Solodovnikova realizó un trabajo sublime en cuanto a esto ya mencionado. No es sorpresa, ya que nos lo demostró con sus previas interpretaciones en la isla.

Destacamos del acto segundo, en su segunda escena, la presencia de Tania Peña y Hector Navarro. Los bailarines transformaron la fiesta de Flora Bervoix en una corrida de toros. A modo de toro, la mujer persigue al hombre, o torero, el cual la rehuye ves tras ves. Al final de la danza, llegó el momento culminante de la lidia. El matador preparó el estoque para acabar con el “toro”, que se encuentra expuesto y a su merced en el suelo. Alejandro Abrante quiso con esto matizar el momento en el que Alfredo, en un momento de desaire y con su lengua como estoque, termina la faena humillando a aquella a la que él más quería, a su amada, frente a los allí presentes. Una vez más vemos reflejada el androcentrismo que tanto quiso criticar Verdi, la impunidad con la que el hombre cuenta a la hora de lidiar con el sexo opuesto, así como la pasividad de aquellos que ven y critican mas no hacen nada para solucionar la realidad.

Esta versión de La Traviata nos dejo un trabajo impecable no solo de interpretación sino de dirección tanto escenográfica como musical. Un trabajo epistemológico feminista, que no solo quiso manifestar lo que ya hizo Verdi en su época, sino que dar un matiz más actualizado de la realidad a la que se enfrenta la mujer en una sociedad moderna marcada por el machismo institucionalizado.

Crítica realizada por Darnell González

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