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22.05.2019 Críticas  
La cámara no dejará de grabar

El fuego amigo se presentó el pasado 18 de mayo en el Teatro del Barrio como parte de la programación de la nueva edición de la Muestra de Creación Escénica Surge Madrid. La obra, dirigida por Juanma Romero Gárriz, es un brillante ejercicio de memoria y sensibilización que denuncia el olvido y la injusticia.

El festival Surge Madrid, certamen que retrata la riqueza escénica de la capital, regresa con su sexta edición para mostrarnos una combinación de las propuestas que pueblan los espacios de la Comunidad de Madrid. En este caso, la compañía teatral Vuelta de Tuerca se propone llenar la sala principal del Teatro del Barrio con una obra para preservar a José Couso en la memoria y a todos los periodistas y civiles ejecutados impunemente en la guerra.

En escena, Marta Alonso representa con maestría un soberbio texto cargado de fuerza. Despliega toda su artillería interpretativa para dotar de voz y movimiento algo que no se antoja fácil, demostrando su capacidad para memorizar y trasladar a escena una tragedia que sobrecoge al público en sus butacas. La actriz protagonista nos regala momentos de energía interpretativa que emergen de su voz y su cuerpo.

En otro plano, Beatriz Vaca (Narcoléptica) realiza una brillante labor perfomática, -visual y sonora- que traslada a todos los espectadores a esa tragedia ocurrida el 8 de abril de 2003. Qué bien utilizados todos los recursos audiovisuales, se nota que todo está cuidado hasta el más mínimo detalle.
Me gustaría destacar los recursos ópticos para crear imágenes y proyecciones que nos acompañan más allá del texto que se está representado.

Ambas interactúan en diversas ocasiones demostrando que hacen un trabajo espléndido en escena; una simbiosis con un objetivo común: que todo salga perfecto.

Cabe decir que la construcción dramatúrgica de la historia está realizada para que los espectadores y espectadoras sigan en todo momento lo que el cámara y reportero gráfico José Couso sintió, de tal manera que el impacto por los hechos narrados sea el mismo que todos vivimos hace dieceséis años. Lo consiguen con una puesta en escena sobria que nos traslada de un momento a otro sin la necesidad de grandes despliegues que nos acaben distrayendo de lo realmente importante. Por otro lado, la acogedora construcción de la sala permite que nos adentremos rápidamente en la historia y apreciemos bien de cerca el fabuloso trabajo actoral.

Qué necesario es superar el pacto del olvido al que nos empujan continuamente algunos políticos y reconocer que la memoria también sirve para conseguir justicia y cerrar heridas que permanecen abiertas desde hace demasiado tiempo. Gracias, Juanma Romero, por hacer algo así para que en el futuro se construya mejor.

Tras la función de estreno del día 18 de mayo hubo un interesantísimo encuentro con el público en el que participó David Couso (hermano de José) y el equipo artístico para hablar del proyecto y de la situación del caso. Una ocasión especial para poder intercambiar impresiones sobre la obra y, además, conocer el duelo de una familia luchadora.

En definitiva, El fuego amigo es una obra valiente y conmovedora que sabe llegar directamente al alma del público y que cuida hasta el más mínimo detalle.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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