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17.05.2019 Críticas  
Una audición para recordar

Shakespeare ¿Tal vez si…?, de Juan Pastor, se presentó el pasado fin de semana en el Espacio Guindalera de Madrid como parte de la programación de la VI edición de Surge Madrid. María Pastor y Esteban Ciudad son los dos protagonistas de esta obra metateatral, que se basa en la conversación de dos actores que se conocen en un misterioso casting.

El montaje trata especialmente de la dura vida del actor; los dos protagonistas comparten sus frustraciones a nivel personal, económico y sentimental, así como las trabas que se derivan de no haber llegado a convertirse en caras conocidas o televisivas, en una profesión regida, en gran parte, por la suerte. Entre tema y tema, los actores alternan escenas de las obras de Shakespeare que, de un modo u otro y en una especie de catarsis sanadora, hacen referencia a su situación actual. Ya saben, un clásico como Shakespeare tiene palabras para todos los problemas, mundanos y no tan mundanos.

La interpretación de los fragmentos del dramaturgo inglés ilustra y alivia las penas en la vida diaria de los actores, que terminan por confundir y mezclar la realidad y la ficción en un canto a la imaginación. Al fin y al cabo, es el componente fundamental del teatro. María Pastor derrocha encanto y será la encargada de generar la atmósfera mágica o de la ficción: con tan solo un chasquido de dedos, el escenario queda en penumbras mientras la pantalla de proyecciones tras los actores se tiñe de color azulado.

Canciones a piano y mucha guasa y enfrentamientos entre doncellas macarras y galanes prepotentes demuestran las muchas maneras de adaptar e interpretar a Shakespeare y la vigencia y enseñanzas de su obra en la actualidad. Los actores, además, se dirigen a los espectadores en varias ocasiones para quejarse o confirmar su presencia en esta extraña audición.

Por otro lado, esta propuesta pone de manifiesto la influencia de la televisión en la sociedad actual y la irrupción de la tecnología en el teatro y el espacio escénico, ya que los intérpretes se ven obligados a grabar su audición en cámara. Al verse en tal tesitura, critican este método, que contradice el directo riguroso del teatro, negándose a realizar la prueba, aceptando su incursión en el terreno de la ficción, donde prefieren quedarse.

Con una escenografía sencilla, Pastor y Ciudad despliegan su vis cómica y meten a los espectadores por completo en su universo, haciéndoles partícipes de las preocupaciones del actor y el personaje, de la obra y sus complicaciones, especialmente durante la recitación del fragmento de Macbeth, en el más absoluto silencio; aun repetitivo y plano por momentos, este montaje-recital es todo un homenaje a la vivencia en la escena, al teatro, a los actores, a Shakespeare y a su obra; un intento de evasión, de combinar y confirmar la corta distancia entre realidad y ficción.

Crítica realizada por Susana Inés Pérez

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