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23.04.2019 Críticas  
Savall inunda L’Auditori de Barcelona de espiritualidad

Con motivo de estas fechas en las que estamos, L’Auditori de Barcelona ha programado la BWV (Bach-Werke-Verzeichnis, Catálogo de las obras de Bach en alemán) 244, la Passió segons Sant Mateu, con el sonido original y el Maestro Jordi Savall a la batuta. Un lujo para los oídos, que se saldó con una merecida larga ovación y con un aplauso de varios minutos.

Esta obra fue, originalmente, un encargo al compositor por parte de la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig, quien componía como parte de sus obligaciones de ‘kantor’ en la misma. Siguiendo la tradición de la época de cantar el suplicio y muerte de Cristo durante la Semana Santa, Bach trata con su composición continuar con esa costumbre. Aunque el autor la interpreta unas pocas veces más con posterioridad al 1727, año de su estreno, finalmente cae en el olvido pues no es tratada más que como una pieza funcional para un propósito concreto. No es hasta el 1829 que Mendelssohn la vuelve a tocar en Berlín, lo que supone un giro en el trato que hasta entonces se había dado a la obra de Johann Sebastian Bach.

A día de hoy, se puede disfrutar de una de las lecturas de partitura más aproximadas al original, en base al conocimiento histórico disponible, y el director Jordi Savall es una de las personas que, como experto en músicas antiguas, destaca notablemente en ese quehacer.

La Passió segons Sant Mateu contiene versículos extraídos de los capítulos 26 y 27 del evangelio que lleva su nombre y donde se narran los hechos tal y como aparecen en la Biblia, además de versos escritos por Christian Heinrich Henrici, colaborador habitual de Bach, que invitan a la meditación en conexión con las últimas horas de la vida de Jesucristo. Completan el texto las partes cantadas por las corales, donde se brindan mensajes de fe, dolor, consuelo o arrepentimiento. Todo ello conforma un total de 68 números divididos en dos partes: 29 en la primera y 39 en la segunda.

En cuanto a tipología textual, los 68 números están divididos en recitativos, arias y coros que Bach ideó para ser interpretados por dos grupos vocales a cuatro voces mixtas, cada uno con su base instrumental, que se componen de dos flautas traveseras, dos oboes, cuerda y bajo continuo, aunque en las arias y en algún recitativo los oboes pasan a oboes da caccia o d’amore, las flautas a flautas de pico o dulces y también aparece en algún que otro recitativo seguido de un aria, la viola de gamba tocada por el propio Savall para la ocasión. Los dos grupos orquestales pertenecen a Le Concert des Nations y ejecutaron un gran trabajo musical como conjunto, donde se puede destacar a muchos de ellos como breves pero importantes solistas durante los actos.

Los coros, compuestos cada uno de 3 sopranos, 2 mezzosopranos que también hicieron las veces de contratenores, 2 tenores y 2 barítonos que también interpretaron los bajos, pertenecen a La Capella Reial de Catalunya y el resultado en sus hermosas partes consiguieron los momentos más elevados de la noche donde el silencio era absoluto y donde respetuosamente se dejaba paso a cada intervención. Tanto al inicio como al final de la primera parte, además, el Cor Infantil Amics de la Unió se unió a coros e instrumentos para conformar un conjunto de belleza sonora sin igual, que se hace difícil de describir, pero que, sin duda alguna, alimentó mente y alma de todos los presentes.

Finalmente, el cuerpo de solistas de cada coro constaba de soprano, contratenor, tenor y barítono en el Coro I y soprano, mezzosoprano, tenor y barítono en el Coro II y el resultado que ofrecieron al público es el de un trabajo musical impecable, en el que destacaríamos en especial a Nils Wanderer, contratenor, por su aparente facilidad para llegar a notas harto difíciles y el de Rachel Redmon en su calidad de soprano. Aunque es justo reconocer que todos ellos fueron excelentes.

Aparte de la Passió segons Sant Mateu, se dice que existe documentación en la que se acredita que Bach llegó a escribir hasta cinco pasiones, aunque parece ser que la Pasión según Lucas sería espuria y que de la quinta poco se sabe. Haber podido escuchar de primera mano tan solo una de estas, supervisada bajo el exhaustivo trabajo del Maestro Savall, quien además de demostrar su indudable saber como director de orquesta esa noche hizo un despliegue de cortesía y generosidad, es de momento más que suficiente para atesorar una experiencia que todo amante de la música clásica debería probar.

Crónica realizada por Diana Limones

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