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06.04.2019 Críticas  
La manipulación de lo que se dice y lo que se calla

La Sala Principal del Teatro Leal albergó el pasado 29 de marzo la obra La Casa de Bernarda Alba, a cargo de la compañía de teatro tinerfeña Timaginas Teatro. La compañía reeditó uno de sus grandes éxitos y puso en escena esta pieza de Federico García Lorca, compuesta antes de ser ejecutado en 1936 y considerada como una obra maestra.

Esta obra teatral desarrolla la historia de Bernarda Alba, sus cinco hijas (Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela), su madre y sus dos criadas. Tras enviudar por segunda vez a los 60 años, Bernarda adopta el rol tirano del patriarca y decide imponer a la familia ocho años del más riguroso luto. Lorca aprovecha la coyuntura para describir la España profunda de principios del siglo pasado, donde la tradición relega a la mujer a un lugar secundario, recurriendo a la simbología para abordar temas como el odio, la envidia, la lujuria, las apariencias y la opresión a la mujer.

La versión de La Casa de Bernarda Alba que Timaginas Teatro llevó a las tablas, consiguió ilustrar perfectamente la época y el lugar donde transcurre toda la trama. Cuidando con esmero todos los detalles sin excepción, para crear un ambiente claustrofóbico y de tensión extrema, que acabó por ahogar, no solo a los personajes, sino también a todo el que se encontraba frente al escenario.

La iluminación a cargo de Aarón S. Ramos, estuvo muy presente, ayudando a crear ese marco sofocante y opresivo. Fueron destacables los momentos álgidos en los que Bernarda Alba quedaba bajo un solo foco enfrente de todos; como única figura predominante en toda la casa, símbolo inequívoco de que allí solo reinaba su ley. Como punto entrañable, cabe mencionar el retrato de García Lorca presidiendo el decorado y con un punto de luz durante casi toda la función. Un bonito homenaje al autor de obra tan magnífica.

Un ingrediente básico de este montaje; y del que dependió una parte importante del éxito de esta puesta en escena, fue una vez más, el excelente trabajo de Carmensa Rodriguez. Consiguió plasmar la esencia de lo que era una casa típica de pueblo en la España de aquel tiempo. Sin olvidar también un maquillaje y vestuario que reflejaron con gran acierto la tristeza y amargura en la que estaban sumidas las protagonistas de este drama.

María Rodríguez, en su rol de Bernarda Alba, volvió a demostrar por qué ha merecido recibir el Premio Mujer Arte y Cultura. Dio vida al personaje sin guardarse nada para ella. Movía su bastón; símbolo de esa opresión impuesta, haciendo que todos nos estremeciéramos cada vez que aparecía en escena. El papel requería de una fuerza enorme; pues la tirana Bernarda Alba buscaba tener a todo el que la rodeaba bajo su voluntad, rozando la crueldad más implacable. María Rodríguez no se dejó intimidar ante el reto de darle vida, y al final, fue ella quien logró subyugar a la anciana de forma extraordinaria.

María Solís tomó las riendas de la cordura al interpretar con gran soltura y desparpajo a La Poncia. Supo darle al personaje la sabiduría rústica y la alegría con las que el autor la quiso dotar.

El rol de las hijas estuvo a cargo de Sandra Hernández de León como Amelia, Yolanda García como Martirio, Nieves González como Angustias, Raquel Trujillo como Adela y Yaiza Navarro en el papel de Magdalena. Todas contribuyeron a tejer una atmósfera de tensión llena de conflicto, amor, pasión y discusiones fraternales que iba en aumento; la cual el yugo materno solo conseguía enrarecer aún más. Lograron encarnar con gran clarividencia un abanico de actitudes; desde la más pasiva sumisión a la rebeldía más abierta. Yolanda García y Raquel Trujillo ofrecieron una fabulosa actuación en los papeles de las dos hermanas enfrentadas por un amor dirigido al mismo hombre. Mostraron con notoriedad ese odio visceral; consecuencia de una por verse vencida y de la otra por sentirse amenazada. Ambas interpretaciones fueron muy bien fabricadas y llevadas a cabo, hasta la culminación de los acontecimientos, donde la traición de Martirio termina en tragedia.

Uno de los reconocimientos otorgados a Timaginas Teatro por esta fantástica versión de La Casa de Bernarda Alba ha sido de la Universidad de Oxford. Esta quiso utilizar las fotografías tomadas por el fotógrafo tinerfeño Raúl Guadarrama, para que formaran parte del libro con el que los universitarios estudien la figura del genio de la literatura.

Esta función, que se representa cada año, ha llegado a ser una de las apuestas clásicas más firmes de Timaginas Teatro. La compañía sigue caracterizándose por escoger su repertorio teniendo presente la necesidad de acercar el teatro clásico a los más jóvenes. De ahí que reciban el reconocimiento de la comunidad educativa y cuenten con una trayectoria consolidada en las islas y en la península.

Crítica realizada por Celia García

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