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30.03.2019 Críticas  
Noche de copla y memoria

Hace un par de años, Ángel Ruiz ganaba el Max a mejor actor por este Miguel de Molina al desnudo que programa el teatro Infanta Isabel, en unas citas muy limitadas, para comprobar que el galardón era mas que merecido.

Esta vuelta de Miguel de Molina al desnudo, llega con dirección artística de Felix Estaire, y musical de César Belda, para asistir a una excepcional rueda de prensa del cantante de copla, ante los medios españoles (a los que vetó durante años). Este último careo con periodistas de toda calaña (nosotros, el respetable) le servirá al artista para dar luz sobre ciertos pasajes de su vida, y para desmentir graves acusaciones, vertidas sobre él con el paso de los años.

Al amparo de Ojos Verdes, esa cancioncita que la Piquer agenció a su repertorio, pero cuyo mérito y nacimiento presenció el propio Miguel, en 1931, junto a Rafael de León y Federico García Lorca, en Barcelona. Este y otros tantos episodios, son los que nos va relatando, entre canción y canción, para conocer mejor a un gran olvidado de la canción española, apartado de su patria por la persecución sufrida por el régimen, pudiendo encontrar amparo a la sombra del peronismo, en Buenos Aires, donde descansan sus restos desde 1993.

Ángel Ruiz transmuta en el propio Miguel, y su trabajo no es ya una interpretación, sino una posesión artística, literal. Los andares, el acento, y la desenvoltura con la que se mueve sobre el escenario, nos hace asistir a una noche con Miguel de Molina himself. El juego con el público, las referencias a la actualidad cultural y política del 2019, y sus reacciones ante avances como los cigarrillos electrónicos,  es un ejemplo de que Ángel Ruiz no entre ni salga del personaje, sino que es el personaje, durante toda la duración del montaje.

Indudable es su registro vocal, habiendo ya destacado en la Zarzuela el pasado año, o con este Miguel de Molina al desnudo, con la canción popular; Ángel Ruiz es todo un talento, un actor 360. Acompañado al piano por el virtuosismo de César Belda, y la iluminación de Juanjo Llorens, esta velada se hace corta, al igual que las oportunidades que se nos han brindado para repescar este montaje.

Miguel de Molina al desnudo es un espectáculo que nos lanza un mensaje poderosísimo sobre la libertad en todas sus formas, la importancia de la memoria, y de alentar al presente a que no cometa los errores acaecidos en el pasado, que nos hicieron perder a grandes figuras en todos los ámbitos de la vida, y a aquellos que no quisieron “dar el paseillo”, les resignaron al exilio, el veto y el olvido. Sin duda, asistir a este espectáculo es rendirle un sentido homenaje a alguien que nos abrió camino a los que ahora estamos, y no dudaré en llevarle unas flores de esas que tanto le gustaban, al cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires. Gracias Miguel de Molina. Gracias Ángel Ruiz.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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