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22.02.2019 Entrevistas  
“El personaje está para crearlo, cuidarlo, entenderlo y defenderlo”

El año pasado, Ernest Villegas abrió el Grec 2018 interpretando a Enkidu en El poema de Gilgamesh, dirigida por Oriol Broggi, y su interpretación me enamoró para siempre. Ahora está en la Biblioteca de Catalunya a las órdenes de Julio Manrique con La reina de la bellesa de Leenane de Martin McDonagh (La calavera de Connemara, Tres anuncios en las afueras).

Me apetecía mucho hablar con él para que me contara su visión de este último montaje y sobre algunas cosas más. He descubierto que detrás de este gran actor hay, además, una encantadora persona.

¿A qué trabajos dice sí Ernest Villegas?
Bueno, un poco a los que puedo. Aunque yo no me puedo quejar; no me he quejado nunca. Todo lo que me proponen son textos preciosos, con gente con la que me gusta trabajar y muchas veces no depende tanto del papel que te proponen sino con quien trabajas. Sí que digo siempre que, un poco, el reto está en el nuevo papel que te proponen. El personaje está para crearlo, para cuidarlo, para entenderlo y, luego, para defenderlo.

Acabáis de estrenar La Reina, ¿qué se va a encontrar el espectador que, cuando cruce la puerta de la Biblioteca de Catalunya, de repente entre en el pueblo de Leenane?
Yo siempre digo que cuando la gente entra en la Biblioteca de Catalunya, que es un espacio muy especial, ya tiene asegurado casi un 20% de lo que va a ver. La nave gótica es impresionante y trabajar allí, mucho más. En La reina de la bellesa se va a encontrar un intento de reproducción de un ambiente irlandés, como si fuera un set de televisión, donde está la casa de las Folan (Mag y Maureen). La intención es reproducir el mundo creado por Martin McDonagh; un mundo irlandés, un mundo de perdedores, de cuatro personas que intentan salir hacia adelante, buscando su camino en la vida. Julio Manrique y Sebastià Brosa han diseñado un espacio fantástico donde la intención del juego es crear verdad dentro de este espacio. El mundo que intenta reflejar es un mundo complicado, donde el clima repercute muchísimo en el carácter de las personas; es más agrío, más duro… Y no quiere decir que no tengan sentido del humor, que hay mucho en esta pieza de McDonagh. Creo que la gente que venga a la Biblioteca va a ver una pieza en la que da la sensación de que no hayan pasado los años y eso que esta fue su primera obra y la escribió cuando era muy joven, con tan solo 26 años. Y sí, va a encontrar un ambiente duro, pero es una obra que tiene muchos registros, que se va del humor a la mala leche, al drama, a la fragilidad; pasa por muchos sitios… Yo creo que tenemos una pieza preciosa y es una suerte que nos haya caído en las manos.

Has interpretado muy diversos personajes, pero en esta ocasión, ¿qué ha supuesto para ti meterse en la piel del irlandés Pato Dooley?
Pato Dooley es un buen tío. Es un tío que se ha marchado de Leenane y que está trabajando en Londres, en la construcción, como muchos emigrantes irlandeses de la época que se iban a Londres o se iban a Estados Unidos. Un tío que intenta salir de un pueblo donde no pasa nada. Él lo dice: los trabajos allí son trabajos de mierda y parece que no tiene ninguna posibilidad de salir adelante. Es un pueblo pequeño donde no se mueve nada y todo siempre es igual. Y él quiere crecer, quiere conocer otras cosas pero siempre teniendo muy en cuenta de donde viene. Yo creo que los irlandeses tienen algo muy anclado en su tierra. Yo puedo estar en Londres, yo puedo estar en Boston, yo puedo estar en cualquier parte del mundo, pero soy irlandés y tengo muy presente mi tierra y mis montañas y la hierba y como habla la gente… Y esto, Pato Dooley se lo recuerda a sí mismo muchísimo. Luego está su relación con Maureen, que no quiero hacer spoiler, pero es la relación típica de dos tíos de pueblo, que a lo mejor nunca se han atrevido a decirse nada pero que cuando se han tomado un par de cervezas se atreven a ponerse un poco melancólicos y a decirse todas esas cosas que seguramente nunca se han contado. Es muy bonito. A mí me parece un tío sincero, un tío honesto, comprometido. Es alguien que se compromete con las cosas que dice y con la gente que lo envuelve, con la gente que quiere. Ha sido un lujazo tener a Pato Dooley cerca. Te puedes reconciliar con muchísimas cosas.

Has trabajado con una gran variedad de diferentes directores (en especial, Oriol Broggi). En La reina dirige Julio Manrique, quien es también actor, y con quien ya estuviste en Coses que dèiem avui, ¿qué destacarías de él, sobretodo en su faceta de dirección?
Sí; he tenido la suerte de trabajar con gente potente y gente que mira muy bien. Oriol, JulioJulio Manrique creo que tiene el don de cogerte de la mano y hacerte confiar; y mira muy bien. Julio es actor también y creo que entiende muchas cosas, muchas de las preguntas que nos podemos hacer cuando estamos en un proceso de trabajo. Es fantástico, es obsesivo, meticuloso. Tiene una capacidad de trabajo impresionante. No terminas nunca de darle vueltas a las cosas, de buscar la verdad de las cosas, el sentido de las cosas: desde donde decirlas, cómo las quiere… Creo que tiene más claro de lo que parece al principio de los ensayos lo que quiere, que parece que está todo abierto, que vamos a jugar y vamos a descubrirla… Y sí que es verdad que la descubres con él y eso es fantástico. Es una cosa que le gusta mucho a Julio, descubrir el personaje que va a levantar con el actor que le va a dar vida. Creo que Julio tiene la capacidad también de envolverse bien en grandes equipos de trabajo. Con Jaume Ventura en las luces, Damien Bazin en el sonido, María Armengol en el vestuario, Sebastià Brosa en la escenografía… yo creo que hace equipo. Y ha sido muy fácil. Y es muy fácil cuando trabajas con alguien que mira muy bien, que es muy fino.

Aparte de una buena dirección, el buen hacer de los actores es esencial para el éxito de cualquier montaje. ¿Cómo crees que el elenco que compartes va a cumplir esa parte en La reina?
Bueno… El elenco de La reina yo creo que es fantástico. Está mal que lo diga yo (risas), pero yo creo que es fantástico. Para empezar, ¿qué voy a decir de Marta Marco? Es fantástica, es una actriz maravillosa, generosa, atrevida, valiente, sensible, frágil… yo creo que lo tiene todo. Yo creo que ha construido una Maureen impresionante, una Maureen que yo la recordaré muchos años porque tiene todo lo que tiene que tener. Yo creo que Marta empieza los procesos de trabajo y se lanza a la piscina como el que más. Es muy grande. Luego está Marisa Josa, que tiene 70 años y ha estado en todos los ensayos. Es generosa y tiene una fuerza increíble… Yo la quiero mucho a Marisa. Ya hace muchos años que la conozco y es un gran ejemplo. Y también está Enric Auquer, que nos conocíamos pero no habíamos trabajado juntos y es fantástico. Es un torbellino, es una fuente de creación… está creando todo el día. Es un actorazo. Creo que ha sido muy fácil. Trabajar con Julio y con gente generosa hace que el equipo sea completo. Yo creo que Julio nos ha dado muy bien la mano y nosotros lo hemos aprovechado y estamos muy juntos, que es lo que Julio quiere por encima de todo: que los actores hagan muy juntos la función.

¿Algún otro proyecto en el que estés trabajando actualmente?
Sí. Ahora mientras estoy haciendo función de La reina de la bellesa estoy a 15 días de empezar una ‘TV movie’ con Lluís María Güell, con Pere Arquillué, con Clara Segura, con Francesc Ornella… Es una película que se llama El enigma Verdaguer y sí, voy a hacer de sacerdote, de capellán. Un personaje absolutamente inabarcable, porque no terminarías nunca de documentarte.

Por último, ¿qué piensas de la situación actual de la profesión en Barcelona?
La profesión siempre tiene sus baches, sus subidas, sus bajadas… Yo creo que estamos en un momento de cambios en muchos sentidos y a mí me encanta ver que salen muchas compañías nuevas que son absolutamente inspiradoras con gente joven con una fuerza increíble. Nos vamos haciendo mayores y vas viendo la gente que tiene ganas de empezar a hacer este trabajo y ves desde donde enfocan las cosas, como quieren hacerlas y en ese sentido, todo eso es muy inspirador para mí. Luego está el poder vivir de esto. Estamos en un momento complicado, que todo se ajusta mucho y hay poco dinero para levantar producciones. Yo creo que es una fiesta poder decir que estrenamos una pieza de teatro o que alguien apuesta en teatro para levantar las funciones con el riesgo que implica hacer algo así. Yo creo que es muy meritorio. Sí, es cierto que está complicado. No todo el mundo está trabajando, no todo el mundo puede vivir de lo que hacemos. Pero sí que está claro que es una cosa que nos persigue toda la vida. Esta profesión es de altos y bajos. Y de repente estás trabajando muchísimo y de repente tienes un bajón de 4 meses y dices “¿qué está pasando?”. Pero bueno, forma parte del oficio, del trabajo de actor. Espero que todo el mundo pueda trabajar, que todo el mundo se ponga muy creativo y que lo podamos disfrutar. La savia nueva es buena. Pero me gustaría que la gente no se haga daño. Está la gente nueva, que hace cosas muy bien. Y está la gente que hace mucho tiempo que trabaja, que también hace las cosas muy bien. Y creo que hay que intentar juntar esas dos visiones, que creo que son muy interesantes y enriquecen muchísimo. También me gustaría ver muchas más mujeres trabajando; más mujeres directoras, más mujeres escenógrafas. Equilibrar un poco la balanza estaría muy bien. Pero equilibrarla con el sentido común que se requiere. Que se equilibre la balanza, porque merece ser equilibrada, que va un poco ligada al talento y a las oportunidades. Lo que quiero decir es que las oportunidades las merecemos un poco todos y en ese sentido nos queda mucho trabajo todavía…

Entrevista realizada por Diana Limones

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