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21.02.2019 Críticas  
No… That was BEFORE

La Sala Hiroshima ha dado la bienvenida a la nueva dramaturgia portuguesa con la visita de la compañía Teatro Praga, liderada por Pedro Penim. Un estreno absoluto en nuestro territorio que bajo el título de Before desarrolla una irónica e ingeniosa aproximación a ese desasosiego vital que nuestros vecinos (y nosotros por adopción) denominan como saudade.

La idea parece sencilla, incluso caprichosa. Nada más lejos de la realidad. La función teatral se fusiona con la visita de un dinosaurio al psicólogo. Precisamente, que sea un animal extinguido el que adolece de esa melancolía y busque de hoy hacia atrás el origen de su malestar es muy significativo. Que el terapeuta muestre una actitud descreída y condescendiente un síntoma de la inmediatez irreflexiva de nuestros tiempos. Que sea el dramaturgo el que niegue (o ponga) voz a ambos protagonistas ocupando un lugar central en escena mientras que los personajes deambulan o permanecen a lado y lado del espacio escénico, una de las herramientas para ejecutar este juego de capas multiforme en el que los intérpretes actúan a modo de espejo bajo el capricho del creador.

¿Qué sentido tiene la posmodernidad a día de hoy? No se trata de reducir el imaginario portugués a Fernando Pessoa, pero sí que es cierto que pensar en su voces heterónimas nos ayuda a comprender este juego dramático-psicológico-jurásico. Identidades imaginarias (o no) que se escuchan entre sí y que, en este caso, pronostican el fin de nuestra era tal y como la conocemos. Como sucedió anterior e indefectiblemente desde el origen de los tiempos. El texto de Penim bien podría ser una colección de observaciones e introspecciones fragmentadas. Caminos que se repiten una y otra vez y cuyo origen no encontraremos por más que estiremos del hilo. La nebulosa de la conciencia, connatural y en ocasiones aterradora.

La puesta en escena juega con el audiovisual y un sugerente espacio sonoro. La iluminación de Rui Monteiro lo mantiene todo en la penumbra. En este contexto, Bernardo de Lacerda y Frederico Serpa defienden al psicólogo y al animal con una adecuación total y rigurosa hacia los requerimientos de la propuesta. Visualmente, el encuentro de los dos cuerpos de los intérpretes crea imágenes que superan el distanciamiento para convertirse en un estado mental y físico entre dos hombres. Juntos (también con Penim y su ágil dirección artística), los protagonistas saltan cualquier arco narrativo al uso para mostrar las astillas de su recorrido existencial y alienado. También hay destellos de un humor astuto que nos permiten leer la obra como el diario de un vació existencial. A veces exasperante lamento, pero siempre hermoso.

Finalmente, Before nos sorprende preguntándonos qué es lo que estamos viendo y, sobretodo, cuál es la finalidad del espectáculo. Si tuviéramos que designar con una palabra el estilo de la compañía, sin duda elegiríamos imprevisible. Algo muy positivo de esta propuesta es que permite que nos sumerjamos en una sensación de suspenso y nos cuestionemos, de algún modo, los límites de nuestra imaginación y capacidad de discernimiento y descodificación del particular lenguaje interno de la función. A día de hoy, que esto suceda cuando nos enfrentamos a un espectáculo es muy buen síntoma de que todavía hay mentes inquietas que buscan e indagan en estas nuevas maneras y formatos para explicar la finalidad de la artes escénicas a día de hoy, algo que los compañeros de Hiroshima han convertido en su principal seña de identidad.

Crítica realizada por Fernando Solla

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