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18.02.2019 Críticas  
El Corral de Comedias didáctico

El madrileño Teatro Fernán Gómez – Centro Cultural de la Villa ha estrenado Todas hieren y una mata, una mirada original y didáctica al teatro del Siglo de Oro que a la vez reflexiona sobre las costumbres de la sociedad actual. Una clase diferente de literatura con vocación de acercar a los más jóvenes aquella genial fórmula de la Comedia Nueva creada por Lope de Vega.

Alba Banegas, Antonio Hernández, Diego MoralesSol López y Carlos Lorenzo se meten en la piel de los personajes, tipo, repetidos en la comedia española del siglo XVII pero a través de un libreto completamente nuevo escrito en verso. El gracioso, el galán, la dama joven, la criada… están presentes en esta función dirigida por Yayo Cáceres. Todos ellos interactúan entre sí, e interpretan alguna canción, mientras son acompañados por un personaje femenino contemporáneo a nuestro hoy que, en inicio, hace las veces de narradora. Esta narradora introduce lo que va a suceder en la escena presentándolo como un nuevo texto inacabado recién descubierto. Poco a poco, ella va complicándose en la situación hasta convertirse en el personaje principal de una trama que incluye viajes en el tiempo, enredos amorosos y lo más interesante: un espíritu feminista que recuerda que homenajear a los clásicos no significa no reconocer que sus estructuras, temáticas y argumentos estaban plagados de tópicos machistas. Una obra de entonces escrita hoy, que es lo que pretende ser el educativo libreto de Álvaro Tato, no puede obligar a la dama (y no lo hace) a elegir entre dos amores como si no hubiera más opciones. Tampoco puede quedarse de brazos cruzados ante afirmaciones que indiquen cosas como que la mujer no debe leer ni mucho menos escribir. En este sentido Todas hieren y una mata resulta una interesante manera de pensar la literatura de épocas pasadas teniendo también en cuenta el reflejo que esta suponía de la sociedad que la produjo.

Ante una platea llena de grupos de estudiantes, la compañía se mantiene férrea en su empeño de defender a capa y espada este Todas hieren y una mata. Y lo cierto es que al final lo consigue. Con un movimiento escénico bien coreografiado y aprovechando al máximo unos recursos técnicos que no alardean de artificios, sino que se refugian en el recoveco de crear esa ilusión de volver a la sencillez de los Corrales de Comedias, la función capta la atención de los jóvenes. La presencia del histrionismo exagerado, sobre todo inicial, se va justificando en cierta medida según se van sucediendo los actos. Todo acaba señalando al público que se encuentra ante una parodia que subraya todo, multiplicado por tres, en pro de potenciar su verdadero objeto: servir como recurso educativo.

Este tipo de productos culturales llevan además a otra reflexión: una persona desconocedora total de la Comedia Nueva ¿es capaz de captar en toda su dimensión las dosis de humor, y a la vez de homenaje, que obras como esta ponen en escena? De no ser así ¿es realmente beneficioso construir obras didácticas que intermedien entre los clásicos y los nuevos espectadores, o quizás es más provechoso enfrentar a estos directamente con LopeCalderón o Tirso de Molina? En esta maraña de pensamientos adentra sin remedio Todas hieren y una mata, un ejercicio con mucho mérito y gran voluntad de servir de ensayo sobre los clásicos a través del lenguaje de los propios clásicos.

Crítica realizada por Raquel Loredo

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