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07.02.2019 Música  
Renée vuelve pronto. Te esperamos

El pasado 5 de febrero la gran diva americana Renée Fleming llenaba, casi a sus topes, el Palau de la Música Catalana de Barcelona para dar un concierto de lo más esperado. Hacía 15 años que la soprano no pisaba el escenario del Palau y eso se notaba en los asistentes al concierto quienes vitorearon su delicado y complicado repertorio.

El concierto, que no duró más de 90 minutos (con pausa incluida) hacia un maravilloso repaso por la vida y gustos de Renée Fleming.

Empezando por un repertorio totalmente Lieder, Fleming presentó cinco composiciones de Johannes Brahms que hicieron enmudecer al público. Con una interpretación pausada y susurrada, Fleming empezó con Vergebliches Standchen, op. 84 númer. 4; una serenata basada en el Poema de Anton Wilhelm von Zuccalmaglio donde parecía darnos la bienvenida a un concierto para recordar (Guten Abend; Buenas tardes, en Español). Tras ello, interpretó Die Mainacht, op. 43 númer. 2, basado de el poema de Ludwig Hölty, donde pudimos disfrutar de una idílica escena de una noche de mayo. En este repertorio Lieder no podía faltar una canción popular Bávara, y por ello, Fleming se decantó por Da unten im tale, WoO 33 núm. 6. Un pequeño poema que nos habla, como no, del amor, de fidelidad, de ese deseo de amar sin pensar, de tirarse al vacío. Y no hay mejor acompañamiento a esta canción que la canción basada en el poema de Felix Schumann; Meine Liebe ist grün, op.63 núm 5. En ella el escritor se vanagloria del amor que siente, de la exultación de un amor tan bello como el sol que vuela libre y feliz. Y, para finalizar el repertorio Lieder de Brahms, Fleming interpretó Wiegelied, op. 49 núm 4; un poema que todos conocemos en nuestro idioma (o como mínimo nos suena) como canción de cuna, basada en el poema de Georg Scherer. Una sencilla nana que nos deja maravillados y que cierra un repertorio basado en la canción lírica breve para voz solista tan propia del romanticismo de Alemania, Austria y otros países de lengua alemana. Sencillamente delicioso, mágico e inspirador.

Seguidamente, Renée Fleming hizo un pequeño cambio y presentó tres piezas de una composición llamada Letters from Georgia; compuesta por Kevin Puts y escrita por la Eastman Philharmonia en colaboración con la misma soprano. Momentos de gran belleza, leídos y cantados con pasión por Fleming, extraídos de cartas escritas por la artista Georgia O’Keeffe. Pudimos disfrutar de la introducción al piano por Hartmut Höll (quien la acompañó al piano durante todo el concierto) y de los capítulos primero (Taos) y quinto (Canyon). De Taos, Fleming comentaba que le recordaba a eso sol brillante y candente como el de Barcelona.

Para finalizar la primera parte, pudimos escuchar ‘Tis the last rose of summer, poema del irlandés Thomas Moore escrito en 1805 y que aparece en la ópera Martha de Friedrich von Flotow y la composición Checa, Měsíčku na nebi hlubokém de la ópera Rusalka de Antonín Dvořák.

Tras un breve receso, comenzaba la segunda parte del concierto iniciada por un repertorio de 4 temas operísticos seguidos de unas composiciones más modernas y totalmente distantes a las anteriores.

En la parte operística, Renée Fleming interpretó temas tan conocidos como Ombra di nube de Licinio Refice; la maravillosa Musette svaria sulla bocca viva de la ópera La Boheme de Ruggero Leoncavallo; la esperada Signore, Ascolta de la ópera Turandot de Giacomo Puccini, de cuyo compositor la que la cantante se siente una absoluta fan; y la composición de Francesco Paolo Tosti, nombrada La serenata. Un repertorio de cuatro temas operísticos para Soprano que encandilaron al público asistente quienes la vitorearon con diversos Brava en su finales. Unos momentos inigualables que dejaron clara la versatilidad y la gimnasia vocal de la que Renée Fleming es experta. ¡Brava!

Por último (en el repertorio publicado), Renée Fleming nos explicaba que iba a interpretar un total de cuatro composiciones más basadas en sus últimas experiencias como cantante. Entre ellas, se sentía orgullosa de haber puesto la voz cantada a la interpretación de Julianne Moore en la película Bel Canto y de haber participado en el musical de Broadway Carousel. Indicó que el año pasado fue fantástico pero lo que le depara 2019 parece ser maravilloso.

Seguidamente, interpretó Warum hast du mich wachgeküsst de Friederike; Love and Love Alone / Winter, parte de la banda sonora original de la película The Visit; la maravillosa y inspiradora Unusual Way del musical Nine; y Ich bin verliebt de Schön ist die Welt, compuesta por Franz Lehár. Cuatro composiciones que indicaban los pasos que la soprano está realizando estos últimos años (conciertos, participación en musicales, bandas sonoras de películas…) tras su despedida de los escenarios operísticos y que disfrutamos como un aliciente a un repertorio más basado en la ópera.

Tras los aplausos finales, llegaron los bises. Concretamente dos: Summer Time, tema sumamente conocido por el público procedente de la ópera americana Porgy & Bess y O mio babbino caro de Giacomo Puccini. Como ella misma indicaba, son dos de sus temas favoritos y, aun no poder encajarlos dentro del repertorio del concierto, sentía la necesidad de cantarlos. Tras este último, el público acabó ovacionándola en pie.

Renée Fleming presentó así un concierto muy variado en composiciones y basado en la belleza de su voz proyectada en infinidad de registros vocales; algo que el público supo agradecer. Es cierto que hubieron algunos fallos pero el global del concierto fue sencillamente dulce, bello y maravilloso. Espero que Renée Fleming no tarde mucho en volver a Barcelona. Quince años de espera entre conciertos es mucho, por lo que deseo que vaya haciendo agenda para poder disfrutarla en, como máximo, cinco. No podemos perdernos el disfrutar de esta fantástica voz tanto tiempo.

Crónica realizada por Norman Marsà

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