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05.12.2018 Críticas  
Carisma en rojo

Esperado estreno en el Teatro Español. Por primera vez llega a España el texto de John Logan. Rojo. Un texto galardonado y representado en medio mundo se instala en Madrid por unas semanas. Juan Echanove y Ricardo Gómez tienen la responsabilidad de emocionar al público que acuda al Español a dejarse embriagar en la gran dialéctica que destila la función.

Corría el año 1954 cuando a Mark Rothko le llega el encargo de pintar una serie de murales para decorar el lujosísimo restaurante Four Seasons que iba a construirse en el interior del edificio Seagram de Nueva York. Se le iba a pagar la cantidad más alta jamás pagada antes a cualquier pintor por un encargo semejante. Una vez los cuadros estuvieron colgados en el restaurante, Rothko visitó el lugar y salió absolutamente destrozado. Sus obras de arte no causaban la más mínima impresión entre el ruido de la lujosa vajilla y entre los adinerados neoyorquinos que se acercaban al restaurante. (en realidad él quería que la sola observación de su obra quitará el apetito). Rothko decidió retirar su arte de ese sitio y devolver el dinero. Esa obra se puede contemplar actualmente en la Tate Gallery de Londres.

Tomando como base la vivencia del extravagante pintor, John Logan escribió un texto en el que se relata eso, además de la relación que establece el pintor con un joven ayudante, cuyas conversaciones serán fruto de desavenencias. Un choque generacional. Rothko no es capaz de asumir que al igual que el expresionismo abstracto que él trabaja acabó con el cubismo, ahora el pop-art toma el relevo. Un pintor con un carisma y carácter abrumadores y un joven que no se amilana ante la soberbia del artista.

Para todo ello, dos actores con una química especial. Juan Echanove y Ricardo Gómez. Hablar de Juan Echanove es decir palabras mayores. Un papel que le vienen que ni pintado (valga la redundancia del tema) Aquí Echanove puede sacar a pasear sin límite toda su estridencia, hace Echanove lo que se espera de él. Exprime el personaje hasta la extenuación, lo vive y desvive con garra. Agotadora función. La réplica se la da Ricardo Gómez, a quien nos gusta ver cada vez más sobre las tablas. Si hace poco sacaba su lado descacharrante en Mammon, ahora saca una artillería más contenida. Se nota su complicidad máxima con Echanove. Vive bien el viaje del personaje, con momentos de teatralidad excelentes. Genial la escena de la pintura del lienzo entre el artista consagrado y él. Funciona todo bien en la función. Grandilocuencia en las frases, discusiones y dardos. Es lo que se espera de Rojo.

Escenografía realista, mucha pintura, rostros manchados de Rojo, de todos los matices que pueden llegar a significar ese color. La función iba a ser dirigida en un principio por el maestro Gerardo Vera, pero una repentina operación quirúrgica le apartó del proyecto. Juan Echanove se ha dirigido a sí mismo. Siempre nos quedará la incógnita de lo que tenía pensado Gerardo Vera para este texto. Creo que habría sido diferente y sorprendente. Por ponerle un pero a la función. Ofrece lo que se espera de ella, no sobrecoge. Esperamos a Echanove tal y como es, esperamos a un buen Ricardo, pero me quedo con que me falta algo que me sorprenda. La traducción del texto firmada por José Luis Collado es excelente. Así que creo que el cambio de dirección nos ha dejado sin un Rojo histórico. A pesar de eso, la función se saldará noche tras noche con ovaciones en pie. Una cosa no quita la otra y el trabajo es excelente. Un baño de Rojo.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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