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31.10.2018 Críticas  
Metateatro bajo la arena

Espacios con memoria ¿Se puede oír resonar el pasado de un lugar especial si se sabe escuchar? Sí, mientras quede quién refresque lo vivido. El Centro Dramático Nacional celebra su cuarenta aniversario con Un bar bajo la arena: un emotivo homenaje con ecos de la historia del CDN que utiliza a la mítica cafetería del Teatro María Guerrero como fondo y forma.

Charlas interminables, anécdotas e historias de gente de teatro, actores caracterizados que bajaban entre función y función, técnicos que entraban y salían… todo lo ha visto la cafetería del Teatro María Guerrero, lugar donde se ubica la actual Sala de la Princesa y donde se representa este texto de José Ramón Fernández. El latir de este espacio subterráneo de encuentro de la profesión se utiliza para hilar un carrusel de escenas. Y el entrecruzar de personajes alcanza las cotas más interesantes en los momentos en que los actores reencarnan, bajo la dirección de Ernesto Caballero y sin llegar a la parodia pero imitando su esencia, a grandes nombres que han pasado por el escenario que está justo sobre las cabezas del espectador de Un bar bajo la arena.

Aurora Redondo, José Luis Gómez, Julia Gutiérrez Caba, Fernando Delgado, Nuria Espert, María Asquerino…  entre otros, y los fragmentos de enormes textos que interpretaron en sonadas producciones del CDN, hacen su aparición en esta especie de sueño lúcido fabulado que envuelve a un fan del teatro (Pepe Viyuela) mientras visita por milésima vez su admirado lugar de los hechos. Los recuerdos de quien vivió aquellos montajes, ya fuera desde encima del escenario o desde la platea, bullen en las cabezas y los murmullos de reconocimiento del público. A quien no vivió esos instantes le llegará seguro el respeto, el cariño y las ganas de rendir tributo con el que todos los implicados en el montaje materializan la propuesta.

Con un resultado muy plástico gracias a las composiciones creadas con luz y movimiento escénico, el despliegue de trece actores desarrolla un sentido auto homenaje coral. Los trece son: Jorge Basanta, Isabel Dimas, Luis Flor, Carmen Gutiérrez, Ione Irazábal, Dani Moreno, Julián Ortega, Francisco Pacheco, Raquel Salamanca, Juan Carlos Talavera, Janfri Topera, Maribel Vitar y Pepe Viyuela. Y hay que nombrarlos a todos puesto que completan la lista de actores mencionados (y la mucho más larga lista de no nombrados pero subyacentes) que ellos enuncian para finalizar su hora y cuarenta minutos de respeto a la profesión. Si bien no es posible viajar en el tiempo, sí que hay textos que abren las puertas a un pasado que nunca nos abandona: bien sea por personal o por cultural e histórico. Un bar bajo la arena es teatro que habla de teatro, actores que recuerdan a actores, memoria deferente de la “cara b” de la farándula.

Crítica realizada por Raquel Loredo

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