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08.10.2018 Críticas  
Ruth Iniesta lleva el centenario de Bernstein al festival LIFE 2018

Segundo concierto del festival de lied LIFE Victoria 2018 en el Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona, en esta ocasión a cargo de la soprano aragonesa Ruth Iniesta (Luna de miel en El Cairo, L’elisir d’amore) –precedida por la mezzo catalana Núria Vinyals– y el pianista vasco Rubén Fernández Aguirre.

Abrió la velada Vinyals con tres canciones de Enric Granados y las «Cinco canciones negras» de Xavier Montsalvatge (entre la audiencia se encontraba el hijo de este último). Vinyals supo aprovechar la moderna expresividad que le ofrecían las piezas de Granados, cercanas a la música escénica del teatro lírico, y se movió con acierto entre los ritmos habaneros (si bien no exactamente latinos) de Montsalvatge, pasando con fluidez de la violencia de “Chévere” a la delicadeza de la famosa “Canción de cuna para dormir a un negrito”.

Entonces llegó el turno de Ruth Iniesta, y nos dimos cuenta inmediatamente de que era la persona ideal para el programa que se nos presentaba por delante. Comenzó con un homenaje a Leonard Bernstein en el centenario de su nacimiento, cantando su ciclo completo «I hate music», unas “canciones infantiles” con mucha ironía y punto de vista que no solo requieren una buena voz (y la de Iniesta es fantástica: potente, modulada, llena de matices) sino una buena actuación. E Iniesta estuvo espléndida, ahora pizpireta, ahora despierta, curiosa, inocente, enfadada… Una interpretación redonda, que prosiguió después con los diversos enamoramientos de “A little bit in love”, del musical Wonderful Town, “My house” de Peter Pan, y el “I feel pretty” de West Side Story, número coral para el cual recibió la ayuda por sorpresa de otras tres cantantes que se encontraban entre el público: Helena Ressurreição, Judit Muñoz y Violeta Alarcón.

Tras una pausa, siguieron las «Doce canciones españolas» de Joaquín Rodrigo. En general Iniesta le supo tomar el pulso al reto, de la sutileza de “Una palomita blanca” a la coloratura de la “Canción de cuna”, aunque después se perdiera un poco con la letra de la “Canción del cucú” (recordemos que a estas alturas llevaba ya 20 temas). La fatiga fue pasajera, porque aún quedaba un trabajo muy interesante para Iniesta y Fernández Aguirre: las “Chimères” francesas de Rodrigo y Victoria Kahmi, a medio camino entre el pasodoble y el tango, la llegada a la pura chanson con “La chanson de ma vie”, y un bis de lujo, la “Habanera (Madre de mis amores)” de la zarzuela de 1939 Monte Carmelo, del maestro Torroba, con un final de altura apoteósico.

Fue en conjunto una noche muy especial, orientada a extensiones y proyecciones del lied que no suelen apreciarse en un conjunto histórico adecuado, algo muy de agradecer al festival LIFE Victoria 2018. Tanto Núria Vinyals como particularmente Ruth Iniesta pusieron en valor unas canciones donde la lírica, el sentimiento y la actuación debían darse la mano, y donde cada intérprete debe completar la labor del compositor. Acudan donde quiera que estas artistas actúen, porque les aseguro que valdrá la pena.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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