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19.09.2018 Nacional  
El pan y la sal inaugura la temporada del Teatro Español

La directora artística del Teatro Español, Carme Portaceli, ha presentado en el Teatro del Barrio la primera de las obras de esta temporada: El pan y la sal. Se trata de una producción del Teatro del Barrio en colaboración con el Teatro Español, Teatre Lliure y Teatro Central de Sevilla que estará durante cuatro únicas funciones en la Sala Principal. 

El pan y la sal es un texto de Raúl Quirós sobre el olvido y la memoria histórica por los desaparecidos en la Guerra Civil y del franquismo. Con dirección de Andrés Lima, se trata de una lectura dramatizada que cuenta con la intervención de actores de la talla de José Sacristán, Gloria Muñoz, Mario Gas, Natalia Díaz, Alberto San Juan, Ramón Barea, Laura Galán, Ginés García Millán, Emilio Gutiérrez Caba y Andrés Lima. Además de la colaboración de Nuria Espert, que hará una pequeña intervención los días 20, 21 y 22 y en su lugar estará María Galiana el domingo 23 de septiembre. 

El pan y la sal es una obra sobre la Justicia a partir de un episodio reciente: el juicio al juez Baltasar Garzón. En febrero de 2012, tras recibir las denuncias de familiares de desaparecidos, se juzgó al magistrado por tratar de investigar los crímenes de la dictadura franquista. 

El espectáculo (sin una sola línea de ficción) es el relato teatral de esta causa contra la recuperación de la Memoria Histórica. Un juicio en que los familiares de las víctimas dan testimonio de cómo desaparecieron sus padres y abuelos. Palabras, fragmentos transcritos, historias, que son un clamor contra el silencio institucional, contra el olvido organizado sobre una tragedia reciente de nuestra historia.

El mapa de las fosas comunes en España es un genocidio sin investigar. En el territorio español hay más de 2.500 fosas comunes, en las que se encuentran al menos los restos de 120.000 víctimas, hombres y mujeres desaparecidos. El Valle de los Caídos, de gran actualidad estas semanas, es la fosa con mayor número de víctimas exhumadas, según los datos del Ministerio de Justicia. Un genocidio que ninguno de los sucesivos gobiernos de la democracia ha querido investigar ni reparar. 

En palabras del director Andrés Lima, el motivo y la causa de este montaje es: “Reconocer a las víctimas, tratar de que puedan honrar a sus padres o a sus abuelos desaparecidos; ayudar a la exhumación, a desenterrar, a reconocer para que esto pueda sanarse de alguna manera y para evitar que se repita el pasado, para que seamos capaces de hablar con voces no condenadas al eco perpetuo de la estupidez y la desgracia. Cuando está de verdad viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla”. 

Raúl Quirós, autor de la obra, trabaja desde hace algunos años en Londres y colabora con movimientos que usan la dramaturgia para poner voz a algunas cuestiones silenciadas, como es el caso también de la desaparición de bebés durante la dictadura argentina. Con El pan y la sal “no quería azuzar la dialéctica entre rojos y azules. Tampoco colocar en primer plano al juez Garzón. Lo que pretendo es revitalizar el debate sobre la dignidad de las víctimas del Franquismo, que tienen todo el derecho a saber y a recuperar los restos de sus seres queridos”.


Tras la función del jueves 20 de septiembre habrá un encuentro con el público moderado por Emilio Silva, Presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Silva hablará con Andrés Lima, algunos actores y Fausto Canales, María Benavente y Josefina Musulén, protagonistas reales de los hechos que inspiran la lectura.

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