En esta segunda aproximación a la muestra de nuevas dramaturgias de Nave 73, Imparables, le llega el turno a una de las grandes promesas del teatro contemporáneo, María Velasco, que firma este Perros en danza, un drama con el trasfondo del conflicto bélico que arraso la la Meseta, y cuya huella sigue indeleble en nuestra memoria y una nuestra identidad como país.
Del comienzo del conflicto al final de la contienda, Perros en danza sigue los pasos sin calzado de unos personajes que deambulan por sus pueblos, sus calles, y frenopáticos, dejando a su paso a su familia, amistades, y anónimos muertos en las cunetas. Cobardes que otorgan la extrema unción, madres que alimentan a sus hijos con escasos bienes sisados, y jóvenes que piden oler a milicianos, para aplacar su calentura con el frío, el tabaco y los rastros de taberna, en sus barbas.
El coral reparto mantiene un nivel homogéneo en la interpretación, que elimina los (a veces inevitables) ataques de divismos o afán de protagonismo, gracias a la dirección de Ana Cavilla. Todos se mueven a una, todos tienen el objetivo común de hacer llegar al público las historias de estos hombres y mujeres que forman parte de nuestro ADN, y cuyas identidades podrían ser perfectas equivalencias al círculo vital de los familiares que muchos de nosotros, perdimos en esa guerra. Provincianas metidas a puta, brigadistas maricones, derechonas arruinadas, y milicianos penando por el amor de sus vidas.
Perros en danza es Marca España, un cuño defectuoso, plasmado sobre papel de estraza, con tinta aguada. Un sello difuminado con voluntad de relevancia, pero que pronto cae en el olvido. Este proyecto podría llenar salas de teatros nacionales (y lo hará) tanto como la abarrotada sala Nave 73 en el estreno. Audiencia entregada, vítores desde la grada, y un emocionado reparto, con lágrimas corriendo por sus mejillas; gratitud, memoria y recompensa de un trabajo brillantemente ejecutado, en el que solo acuso una ejecución que se percibe larga, por no restar protagonismo a ninguna de las historias.
Crítica realizada por Ismael Lomana
