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03.07.2018 Críticas  
Los peligros de darse placer

Imparables” como da título a este III ciclo de nuevas dramaturgias, están los Nave 73. Abriendo la veda de estas dos semanas de muestras, Tripas, una adaptación libre de Chuck Palahniuk en torno al fascinante y peligroso mundo de las técnicas de masturbación alternativas.

Tres incómodos testimonios de tres jóvenes aburridos del clásico y trillado “darle al manubrio” que optan por probar en sus propias carnes, exóticas y poco extendidas técnicas onanistas.

Cuatro jovencísimos actores de la RESAD (Miguel Debla, Néstor Goenaga, Antonio Hernández, Adrián Labrador) bajo la dirección de Óscar Nieto adaptando al autor estadounidense, interpretan esta atrevida propuesta que hará la boca agua de espectadores “liddelescos” (de la Liddell, no de los fanáticos de los productos lácteos Milbona de la cadena de supermercados alemanes). Aunque hay un trasfondo lechoso en todo este montaje, como los grumos que flotan en la piscina de uno de los personajes, o la nata montada que se esparce por la escena.

Hay toda una intención de escandalizar a la audiencia, que gravita por la sala, subiendo en intensidad morbosa y perversa desde el primer al último monólogo. Exploraciones anales, uretrales, y una gráfica y ¿didáctica? explicación extendida del prolapso y sus peligros, como con todo lo bueno, de ser llevado al extremo.

Sentimos como propias las Tripas que se diseccionan a dentelladas sobre el escenario, y es inquietante el epílogo que plantean, con una actitud “hanekesca” que incita al público, una vez más, a que se enfrente a ellos, a estos cuatro descarados con todo un carrerón por delante.

Si hubiese que juzgar el camino de las nuevas dramaturgias, por estos derroteros, nos estaríamos enfrentando a comenzar a educar a una audiencia con estómago a prueba de bombas, con un “gag reflex” más entrenado que el de multipremiadas felatrices de la industria para adultos.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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