Nao Albet y Marcel Borràs lo han vuelto a hacer. Han vuelto a plasmar sobre las tablas lo que les pasaba por la cabeza; lo que les ha dado la gana. Y lo han vuelto a hacer muy bien. En esta ocasión, estrenan Falsestuff en la Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya.
Tomando como base el arte de la falsificación, se nos da a conocer la vida de André Féikiévich, arrancando desde su infancia en un país de Europa del Este y de cómo se convirtió en falsificador de obras de arte primero y finalmente como trasladó esa habilidad de copiar al teatro, creando espectáculos y presentándolos al público como el original.
Lo interesante de este proyecto (que entiendo que era parte del objetivo de la pareja de autores) es que realmente han conseguido su propio original hablando de imitaciones. Falsestuff bebe de múltiples referencias teatrales y cinematográficas (hay escenas que evocan a Tarantino, Soderbergh, o incluso Hitchcock, por ejemplo) pero que, evidentemente, es una licencia permitida cuando se habla todo el tiempo de copiar.
Albet y Borràs han imaginado y llevado a escena, además, un ejercicio extenso de confluencias disciplinares artísticas pero que han sabido amalgamar perfectamente dentro del marco del teatro. Así pues, nos encontramos con un espectáculo que viaja de la danza contemporánea, a la performance, pasando por el musical, la comedia o el teatro costumbrista. Se nos explica la historia de André Féikiévich desde diferentes perspectivas y con saltos en el tiempo. No está tratada cronológicamente esta dramaturgia, sino que la historia va hacia atrás y hacia delante y, con eso, y la extensa variedad de artistas que ambos han reclutado para este proyecto los autores le han conseguido dar una vuelta más de tuerca a todo el conjunto.
El elenco es amplio y variopinto. Ocho actores en escena que vienen de culturas y disciplinas tan dispares como pueda ser Jango Edwards, el famoso clown americano, Victor Lauwers, belga, músico y performer, Naby Dakhli que es un actor de origen indio, Thomas Kasebacher alemán instalado en Viena, quien firma sus trabajos de performance, coreografía y artes visuales bajo el sello notfoundyet, Diana Sakalauskaité, cómica lituana que ejerce en París, Laura Weissmahr, actriz y productora, Sau-Ching Wong, japonesa e integrante de la Cía. de danza La Veronal y finalmente los dos artífices de esta curiosa experiencia, que son de origen catalán. Esta convergencia provee de gran frescura a la pieza y le añade atractivo al darnos la oportunidad de conocer a esta diversidad de artistas internacionales y sus ‘modus operandi’.
Además de variedad en el equipo artístico y técnico, Falsestuff continúa en su línea y se representa en la variedad de idiomas correspondiente a las diferentes nacionalidades de los actores. El texto se escuchará en inglés, castellano, francés, flamenco, indio, alemán y japonés. Y los subtítulos se integran como parte de la escenografía que ha creado Adrià Pinar (con la colaboración de Oscar Van der Put) y que nos acerca a la fábrica de imitación de las obras de teatro falsas de Féikiévich, aunque en momentos el escenario consigue convertirse en otros lugares también. Un espacio escénico frío, metálico, gris que nos transporta a la perfección a esa ciudad del Este donde el protagonista vivió.
Con este montaje Nao Albet y Marcel Borràs se reafirman como dos artistas innovadores y versátiles, cosa que no es tan fácil de encontrar, que apostaron por dar personalidad propia a sus proyectos de principio a fin y que a día de hoy lo siguen consiguiendo. En esta ocasión, nos regalan 180 minutos de imaginación, originalidad y diversión que los amantes de descubrir joyas singulares van a disfrutar seguro.
Pero ante de ir, pregúntese: Falsestuff ¿es real o es una falsificación? ¿Quién es realmente André Féikiévich? Si una copia es excelente, ¿puede ser mejor que el original? Vayan a verla y me lo dicen.
Crítica realizada por Diana Limones