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01.06.2018 Críticas  
Una de fantasmas

Alfredo Sanzol, flamante Premio Nacional de Literatura Dramática y reciente Premio Valle Inclán aterriza en el Teatro Kamikaze con su último texto, La Valentía. Una comedia de fantasmas, de enredos sobrenaturales y de hermanas enfrentadas. Una propuesta que llenará plateas y que es posiblemente la obra más alocada de Sanzol hasta el momento.

Trini y Guada son dos hermanas que acaban de heredar la casa en la que veranearon durante años. Una casa que les trae bellos recuerdos, pero que ahora tiene un pequeño inconveniente. A cinco metros de la casa ahora hay una autopista. Ese detalle provocará la discordia entre las dos hermanas. Trini quiere deshacerse de ella a toda costa, mientras que Guada quiere quedarse en ella. Aprovechando que Guada es terriblemente asustadiza, Trini contratará a una empresa especializada en crear fantasmas y situaciones terroríficas para convencer a su hermana de que abandone la casa. Los hermanos Spectrum llegaran con su cargamento de trucos a la vez que una peculiar pareja que ha alquilado una habitación en la casa hará su aparición. El enredo y la confusión están servidos. No puedo desvelar más del argumento pues el spoiler sería mayúsculo.

Alfredo Sanzol tiene un don para la comedia. Sus anteriores textos la rezumaban por los cuatro costados. “La Respiración” era comedia con tintes emotivos, “La Ternura” era un equilibrio magnifico de comedia y verso. Aquí en La Valentía echa el resto con situaciones desbarradas que provocan que la platea estalle al unísono. El desbarre de situaciones que recuerdan a Jardiel, a Mihura, es todo un regalo, si bien yo eché de menos algo de carga emotiva, tan de Sanzol. Aquí todo es comedia, apariciones chuscas, fantasmas que lo son y otros que no, y un elenco que se lo pasa a lo grande.

Apoyados en una brillante escenografía firmada por Fernando Sánchez Cabezudo, el reparto entra y sale de esa casa semi encantada y semi maldita. Lo de Inma Cuevas es interplanetario, su don para la comedia es inexcusable, no hay adjetivos suficientes para describir el arte de esta mujer. Estefanía de los Santos es la personificación de la palabra comedia, ella pasa del terror al desbarre, maravillosa. Jesús Barranco y Font García como los hermanos Spectrum son simplemente geniales, sus atropelladas apariciones provocan la hilaridad. Francesco Carril que está genial en el tono cómico (ya lo estaba en El Tratamiento) y aquí lo reafirma. Natalia Huarte divertidísima.

La Valentía, sin ser el mejor teatro de Sanzol, (yo me quedo con La Respiración) es un teatro para divertir y entretener. Apoyado en un ritmo endiablado, en situaciones que escalan y escalan hasta el histrionismo, en un reparto que no esconde que se lo pasa de miedo. Una propuesta que no pretende aleccionar a nadie, solo pretende que el público se lo pase de miedo. Habrá quien eche de menos algún mensaje sesudo, alguna moraleja aleccionadora, pero no, no la hay (por lo menos yo no la vi) pero a veces hay pocas veces más refrescantes que durante casi dos horas reírse de la sucesión de despropósitos, sustos, enredos y fantasmas. Échenle valor y dejen la seriedad a las puertas del Kamikaze. Déjense llevar por el torbellino que es La Valentía.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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