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17.05.2018 Nacional  
La Calòrica de el salto a La Villarroel con Fairfly

La Villarroel acoge el salto al gran formato de La Calòrica con Fairfly. Una obra de Joan Yago, éxito indiscutible de la temporada pasada en el Teatre Tantarantana, que dirige Isreal Solà. Del 17 de mayo al 17 de junio podemos ver esta pieza interpretada por Queralt Casasayas, Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher y Vanessa Segura.

Tania Brenlle, directora artística de la sala, ha iniciado la presentación confesando que desde que vio Fairfly en el Teatre Tantarantana, la quiso para La Villarroel. Una obra “fantástica”, que ya ha ganado dos Premis Butaca, un Premi de la Crítica y que es finalista a dos Premios Max. El séptimo proyecto de La Calórica, del que destaca cómo se desarrollan las relaciones humanas por parejas de los cuatro protagonistas. Ha explicado que se mantendrá la localización del público a cuatro bandas con respecto a la escena y que el aforo será de 335 localidades.

Además de los ya citados, Fairfly cuenta con el trabajo de Albert Pascual (escenografía, vestuario e iluminación), Guillem Rodríguez (diseño del espacio sonoro) y Ona Pla y Josep Sánchez-Rico que han compuesto la canción que da título a la pieza.

Yago ha compartido que el salto a una sala con semejante aforo supone un gran reto y que haber llegado hasta aquí ya es una buena noticia. Considera que Fairfly es el “espectáculo para dar el salto”. Una función que les “ha reconciliado con la comunidad y la humanidad” al ver las reacciones del público. La función gira alrededor de la emprendimiento, tanto individual como colectivo. ¿Cómo posicionarse ante un ERO?, se preguntarán unos protagonistas que intentan “ser propietarios de su destino”. El dramaturgo ha manifestado la sorpresa de la compañía al comprobar que los espectadores se implican en temas colectivos y privados como el mundo empresarial y los proyectos de viabilidad.

Solà destaca la necesidad de subir al público al escenario y generar conversación manteniendo el debate siempre en primer nivel. Se muestra muy satisfecho de ver cómo la comedia y las interpretaciones aguantan y mantienen el paso al gran formato. Un ritmo que ha de parecer cinematográfico aunque la pieza no lo sea. “En apariencia realista pero con un trabajo interpretativo muy laborioso”.

Segura se ha mostrado muy contenta de volver a La Villarroel tras “Petits monstres” o “L’any que ve serà millor”. Ha explicado que ante un proyecto de estas características, la primera función con público siempre es un misterio. Define Fairfly como una conversación que se alarga y en la que hay que aguantar el tono. Destaca la entrega del público y como éste se mete “absolutamente dentro de la conversación”. Una complicidad entre intérpretes más cercana al cine ya que la distancia entre espectadores y personajes es la real. Galisteo-Rocher destaca los distintos puntos de vista mostrados en escena, en función de la localización de cada espectador, ya que las reacciones y el debate se despertarán a partir de las reacciones del personaje al que vemos, no de las del que oímos. La situación de los intérpretes cuando están de espaldas bien podría delimitar el concepto de contraplano teatral.

Este concepto teatral también es muy destacable para Francés. Para Casasayas “se ha creado una gran complicidad y se nota”. La actriz ha explicado cómo gente del público que se ha sentido identificada con un personaje ha vuelto a ver la obra y se ha sentido más cercana a otro distinto en función de su estado vital en cada momento.

Los integrantes de La Calòrica se han visto identificados como compañía con lo que les sucede a los personajes de la obra. “Es lo mismo que nos pasa a nosotros” es la frase que más les han dicho los espectadores, ya sea gente que intenta formar una compañía de teatro o grandes empresas. Se trata de explicar la letra pequeña del emprendimiento, la diferencia que existe entre el rol de amigo y el de socio. Los intérpretes generan un ritmo magnético en escena, siguiendo los requerimientos del texto, que una vez empieza no se puede parar.

Yago ha explicado que el texto ha cambiado mucho y que el proceso de creación no ha sido convencional. De la necesidad de trabajar con tres actos hasta descubrir cómo llegar, “el camino humano de los trabajadores de la empresa”, al final. Para el colectivo el trabajo de creación siempre está muy presente y no hay dos iguales. También se ha explicado que la idea en la que se basa la pieza es semi-real. Una vez tuvieron claro el tema (el emprendimiento) buscaron una idea impactante (la alimentación insectívora). El dramaturgo ha confesado que “nos hemos visto a nosotros mismos en algunos momentos, en nuestra relación como compañía”. Recuerdos que se confunden con ideas. “En el mundo mercantil no es tan importante el valor real de la idea como el valor hipotético”, ha añadido Solà. Ha intentado buscar el “equilibrio de fuerzas” que necesitan los personajes siguiendo la naturaleza de todos los grupos humanos, con sus líderes de opinión, y así ha asignado cada rol a cada intérprete.

Finalmente, se ha destacado que la obra es muy teatral en el sentido en que no se cambia de ropa ni de decorado sino de actitud durante los cinco años que transcurren durante su recorrido. En este tiempo veremos cómo el paso del tiempo afecta a los personajes. Los cambios se evidencian porque ellos los implementan en su recorrido dramático. Se ha buscado antes la empatía que la caricatura y si hay ataque es contra el sistema y el comportamiento humano en general, pero no hacia ningún grupo en concreto. Se ha recordado también que Fairfly nación dentro del El Cicló en el Teatre Tantarantana, donde la compañía ha participado durante tres temporadas. En sus propias palabras, “La Calòrica es un lugar para encontrarnos y hacer el teatro que nos gustaría ver” y la intención es la de llegar a todo tipo de público.

Fairfly puede verse a partir del 17 de mayo y hasta el 17 de junio, con estreno oficial el próximo 23 de mayo. Puedes conseguir tus entradas en la web de La Villarroel.

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