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02.05.2018 Críticas  
Intimidad y humanidad del poeta

El Off Romea presenta su última propuesta de la temporada y una atmósfera muy especial lo embarga todo. Lorca es un espectáculo unipersonal de Joel Minguet en el que el sonido se convierte en canal de transmisión privilegiado. Palabras, versos, viento y cuerda se combinan para ofrecernos una aproximación sensible y emotiva.

Si hay algo que nos ha gustado especialmente es que Minguet o no quiere o no puede disimular la emoción que le produce acercarse a este material y a la figura de Lorca. No es habitual que un intérprete se muestre tan abiertamente fuera del repertorio que representa y comparta con nosotros su fascinación a modo de breves introducciones o interludios. Cómo se manifiesta a la vez que desaparece entre los versos y la fuerza evocadora que desprende de las vivencias explicadas es algo muy difícil de conseguir y que nos mantiene atentos y receptivos durante toda la velada.

El poeta y el hombre por fin se encuentran en una única figura que, para nosotros, será Minguet. Esto es algo muy importante y que distingue a la función. Mención, recuerdo y homenaje se funden con los poemas elegidos para ser musicados. Muy interesante el concepto de “hablautor”, ya que nuestro intérprete pone la voz y las guitarras la música. Una voz que no sólo nos dirá las palabras sino que evocará al viento, la lluvia, el mar, los gatos… Un viaje a Cadaqués y una aproximación a la amistad con Dalí que se combinan con acordes de guitarra.

Lorca nos abrazará sin filtros ni subterfugios, directamente, al escuchar incluso una nana. “Tarde”, “Si mis manos pudieran deshojar”, “Cantos nuevos”, “Hora de estrellas” o “Encrucijada” serán algunos de los poemas para los que Minguet ha compuesto música original. Un material muy personal que sabe compartir y transmitir para que lo asimilemos a partir de nuestra implicación y relación con la vida y la obra de Lorca. También a partir de su todavía errático paradero. Reivindicación hecha desde la incomprensión y el razonamiento contra su asesinato.

La puesta en escena es sencilla y muy adecuada. Piezas de vestuario de Carme Trías que favorecen y caracterizan muy levemente al poeta, en este caso Minguet, y un diseño de luces de Joan Anton Blancher que aporta siempre el ambiente íntimo, cálido y cercano que se requiere. Minguet sabe cómo utilizarlo e incluirlo en la representación. De su combinación con los sonidos que emite nuestro viaje intimista adquiere una atmósfera muy especial. También nos han gustado mucho las notas que ha atribuido a cada poema. Versiones y variaciones que sientan muy bien al material de partida.

Finalmente, Lorca nos ofrece una aproximación que no termina en el hall del teatro. Se ha editado un CD con los nueve poemas que forman parte imprescindible de la pieza. Una iniciativa que demuestra el compromiso del intérprete tanto con el proyecto como con el material y la figura que lo han originado. Una reunión que es una muestra bastante representativa de que las veladas poéticas recuperan un espacio privilegiado en nuestra parrilla escénica.

Crítica realizada por Fernando Solla

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